Un mito en absoluta decadencia
No podría afirmar que desde tengo uso de razón, o desde hace muchos años ─que no son pocos─ había escuchado mitos como que “los chilenos éramos los ingleses de América” y que nuestra nación era “una de las menos corrupta no solo en Latinoamérica sino en el mundo.” Desconozco si existe alguna razón que vincule a ambos países en función de la corrupción u otra causal, como las buenas costumbres o la educación, el hecho es que por mucho tiempo ambos mitos han formado parte de nuestra narrativa y del folclore nacional.
Desde
el año 1995 que Transparencia Internacional ha estado midiendo el Índice de la
Percepción de la Corrupción en el ámbito público (IPC), empleando una escala de
cero para los países muy corruptos y de 100 para los países o territorios con
muy baja percepción de corrupción. Y si bien es cierto que nuestro país no ha
estado entre los más corruptos, claramente ha obtenido un descenso notorio en la
puntuación como lo certifican los siguientes lugares en los años que indico: 1995:
14; 2000: 18; 2010: 21; 2020: 25; 2022: 27.
Si
bien es cierto que a nivel mundial se continúa sin perseguir y combatir la
corrupción, parodiando un refrán popular “consuelo de muchos es consuelo de
tontos”; por cuanto existe un nexo directo entre la corrupción, la violencia,
el narcotráfico, el terrorismo y el crimen organizado, flagelos que en nuestro
país hace varias décadas eran desconocidos, los chilenos hemos sido testigos como estos tumores cancerígenos que se habían localizado en determinados
individuos de respetables instituciones han comenzado a expandir como
metástasis en diversas organizaciones públicas bajo las más variadas formas, como
el financiamiento de la política con facturas ideológicamente falsas que no ha
reconocido fronteras; los chequecitos de gastos reservados; la contratación de
individuos en forma irregular; adjudicaciones a empresas mediante contratos de
vía directa, que siendo exepcionales se han convertido en el pan de cada día;
la evasión del pasaje en la Transantiago que ha mermado los fondos públicos en
miles de millones de dólares desde su implantación hace 10 años por su
deficiencias en el diseño, fallas en su ejecución y no satisfacer las demandas
públicas; el salto de los torniquetes hoy día igualmente vulnerados gracias al
ejemplo de propio presidente de la República ─siendo diputado─ y de Giorgio Jackson, que por twitter agradecía a su "amigues" durante el
estallido delincuencial. La corrupción denunciada en cientos de municipalidades
y la nueva modalidad de asaltar el erario nacional mediante las ya famosas fundaciones
y corporaciones privadas, supuestamente sin fines de lucro, pero usado con fines
políticos y al parecer particulares que hasta la fecha suman 18 investigadas
por el Ministerio Público y en nueve regiones a lo largo del país, con una sola
querella presentada por el Gobierno, porque el señor ministro de Justicia afirma
que no lo permite la ley, lo que ha sido desmentido por radio Bío Bío.
Pero
los chilenos somos de memoria corta ─en especial
la Oposición─ ya nadie
habla del negociado en el municipio de Santiago con la sobrevaloración en miles
de millones de pesos de la clínica de Sierra Bella; tampoco del asunto de las
luminarias en Recoleta, donde se perdieron grabaciones telefónicas e
irregularidades en otros municipios; el misterio aún no aclarado del robo de los
computadores y la caja de fondos del ministerio de Desarrollo Social, dirigido
desde un penal. Se recuerdan los “falsos exonerados,” certificados por
parlamentarios de la izquierda, donde la reina fue la senadora Allende con más
de 75 certificaciones. La Contraloría solo hizo la pega con tres mil y tiró la
esponja, en circunstancias que un dirigente de dicha colectividad –exonerados-
ha afirmado que son cerca de cien mil que estarían recibiendo de por vida en
forma indebida pensiones de gracia. Pero la fiebre de sábados por la noche no
termina y la espumita sube, sube y sigue
subiendo, con los tres mil millones de pesos de la JUNAEB en colaciones –onces─ no solicitadas ni entregadas pero si facturadas; y el programa Mejor
Niñez dependiente del Ministerio de Desarrollo Social que pagó a la Clínica
Psiquiátrica Mida la cantidad de 2 mil millones de pesos, por trato directo,
sin la resolución respectiva, entidad que tenía una sala de procedimientos sin
autorización sanitaria y prohibido su funcionamiento, es decir a la “chilena”
con un “alambrito” propio de un maestro chasquilla. Y si hurgamos un poco más
atrás, por lo menos a partir del 2015 –desconozco hasta cuándo– según
testimonios que individualizan a cerca de 40 organizaciones y personas, empresas
cuyos directivos estarían vinculados con Codelco, fundaciones ligadas a ex
mandatarios o sus esposas, parlamentarios, etc.. Codelco habría dejado de ser
una empresa que le pertenece a todos los chilenos, sino en especial para algunos,
a juzgar por los casi 360 millones de dólares pagados.
No quiero abusar de la paciencia de mis parroquianos, pero está absolutamente claro que han fallado todos los mecanismos de fiscalización de los pocos que existían, partiendo por el Contralor General que acaba de despedir sin sumario alguno a tres funcionarios por haber informado de ciertas desprolijidades del organismo contralor; la Cámara de Diputados; la Comisión gubernamental encargada de velar por el empleo de los fondos presupuestarios, en especial de doña Javiera Martínez, directora del Presupuesto, que según el ministro Marcel ha sido históricamente la mejor directora, tratando de salvar su propio desempeño que ha dejado bastante que desear, creándose todo un "Mecanismo" similar al de Brasil -para los que vieron la película- con engaños al sistema computacional, omitiendo informaciones, pagos al contado sin esperar rendición de cuentas, sin garantías, sin supervisión, etc., etc., para defraudar, robar impunemente y evitar que los recursos lleguen a las personas más necesitadas,
Me atrevo a vaticinar que el próximo informe de Transparencia Internacional, nos lanzará unos diez puestos más abajo.
Fernando
Hormazábal Díaz
General
de Brigada (R)
Mucha razón mucha verdad y muchos políticos desvergonzados que profitan del sistema de la polar
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