El
soldado desconocido
La tradición
castrense aconseja dejar pasar 24 horas antes de formular un reclamo o expresar
una opinión discrepante a lo resuelto por una autoridad, con el objeto de que el
malestar despertado por una medida que afecta nuestros sentimientos y nuestros
principios, de lugar a un arranque de furia que obnubile nuestros pensamientos
que nos haga caer en expresiones y actitudes desafortunadas.
Exprofeso, Toribio dejó pasar más del plazo anterior desde que el Consejo de Monumentos Nacionales (CMN) cuya función es ejercer la “protección” y tuición del patrimonio cultural y natural de carácter monumental resolvió en forma unánime a petición del Ejército de Chile el traslado “transitorio” de los restos del Soldado Desconocido, el cual se materializó el mismo día en que dicha noticia fue publicada, lo que indica obviamente que esta insana medida fue planificada desde el gobierno. El susodicho, de esta forma evitó que el volcán que hervía de furia en su interior vertiera sus lenguas de fuego y lava sobre aquellos que hicieron factible este atropello al respeto y a la honra de quienes dieron la vida en la defensa de nuestra patria y regaron con su sangre las áridas arenas del desierto en el Campo de la Alianza en la victoria de Tacna.
Toribio
al ver las imágenes que le llegaron por las cadenas sociales antes que las de la
TV, estaba fuera de sí y se hacía las preguntas que sin duda se hicieron muchos
chilenos. ¿Por qué a esa hora? Entre gallos y medianoche, emulando al Sanedrín
y a los sacerdotes fariseos cuando juzgaron a Jesús -de ahí su nombre- en el
más absoluto secreto. ¿Por qué? ¿Temor a qué? ¿Despertar o evitar la provocación a las hordas satánicas del lumpen y drogadictos? A quienes la mariguana, la
coca, la pasta base, la ayahuasca y tantas otras ya no les satisfacen y se
gozan con la destrucción y el ataque a los últimos vestigios de lo que fuera el
monumento al general de Baquedano y de la tumba del Soldado Desconocido, al que embriagados de odio y de ignorancia han catalogado de “facho", cuando en otros
países del mundo es venerado, respetado e incluso forma parte imprescindible de las visitas
turísticas. Mi amigo muy dolido por el procedimiento se preguntaba: ¿No habría
bastado una compañía de fusileros para ofrecer la seguridad correspondiente? De
haber contado con información oportuna no cabe la menor duda que un centenar de
viejos soldados -o soldados viejos- habría estado dispuesto a servir de escudo y de participar
posteriormente en sus honras fúnebres.
El
general Baquedano y el Soldado Desconocido son héroes de guerra, en
consecuencia pertenecen a todos los chilenos e independiente de la institución
de origen, al igual que Prat, son venerados por todas las Fuerzas Armadas; extraña en consecuencia que el CMN no haya consultado con las otras
instituciones, confirmando, en opinión de Toribio, que lo anterior fue fraguado
desde el Gobierno y que el Ejército en un exceso de celo como una institución
obediente, jerarquizada y no deliberante permitió que se cometiera esta
aberración.
Me habían recomendado que no sacaba nada con persistir en los propósitos de este blog y que dejara que las generaciones actuales enfrentaran estas situaciones. Se lo expresé a Toribio, pero éste es un tanto indisciplinado, persistente, porfiado, testarudo y un largo etc., sobre todo un ferviente amante de su patria, del sacrificio ofrendado por sus fuerzas armadas en defensa del país a lo largo de nuestra historia; de la democracia y del orden institucional. En su aislamiento y ociosidad, tan pronto se inició el estallido delincuencial ante la inoperancia del mandatario, de la imposibilidad que el Ejército pudiere proteger el monumento por estar bajo la tuición del CMN, dependiente del Ministerio de la Cultura, a lo que se sumaba el Contralor de la República -quien tiene un especial “cariño” por las Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad- que estaría “attenti al lupo” para objetar su proceder, en sus fantasías y locuras inspirado en su devoción por las tradiciones históricas había pensado en lo siguiente:
Por un
Decreto del Ministerio de Bienes se cede al patrimonio Fisco – Ejército de
Chile el área circunscrita al Monumento del general Baquedano; se rodeaba con
una hermosa reja artística con acceso controlado para los visitantes, de manera
que la institución podría ejercer la debida protección con sus medios y ante cualquier
aventura de desquiciados sería de la exclusiva responsabilidad de los
eventuales autores del delito los daños colaterales ante un asalto que se
pretendiese efectuar.
-
Tu vez las cosas muy sencillas Toribio, le
repliqué, imposible, para eso no existiría voluntad política.
-
Pantalones, más que política, yo diría, respondió
Toribio, agregando a continuación: ¿Y no crees tú que los desquiciados tal como
lo hicieron con los mausoleos de Baquedano y de Jaime Guzmán no perseguirán los
restos del Soldado Desconocido hasta el cementerio? ¿O bien, sacien su sed
anárquica en cualquier otra estatua de nuestros héroes? ¿Y vamos trasladando de
nuevo? En Chile urge el restablecimiento del Estado de Derecho y en cuanto a la
educación, la reposición efectiva de los ramos de Historia de Chile y Educación
Cívica; el Servicio Militar Obligatorio; y la sana costumbre de las charlas y
conferencias históricas por unidades militares, a las que concurrían
delegaciones escolares de los colegios vecinos o cercanos, con el objeto de que
desde temprana edad se empapasen de su historia, de los valores y símbolos
patrios.
A los chilenos no parece
haberles importado esta absurda resolución. Por supuesto, están interesados en
el IFE, el cuarto retiro, la clasificación para el próximo Mundial de Futbol,
mientras que el Congreso y la Convención compiten en quien se salta más la
C.P.E. Unas pocas voces aisladas han expresado similares sentimientos, felizmente más acertadas que esta modesta
pluma, por ello adhiero a la carta de mi querido amigo, el general Hernán Núñez,
que en la voz enfervorizada de un actor me hizo recordar los versos de Santiago
Polanco Nuño que electrizaba al escucharlos (Lo conocerán las nuevas generaciones):
¿Dónde
están los míos? ¿Dónde están mis camaradas? ¿Dónde están los que cantan los
himnos y canciones de la Patria en nuestro recuerdo? ¿Por qué han
permitido esta ofensa, este oprobio, este deshonor? ¡Yo que junto a una
legión de bravos di la gloria a este Ejército!... Ya no tienen a su Soldado
Desconocido.
Nos
derrotaron, y me han dejado abandonado tras las filas enemigas.
Fernando
Hormazábal Díaz
General de
Brigada (R)
Si estás de acuerdo ruego
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