¡Quién
lo diría! Los “octo” que pensábamos que lo habíamos vivido todo y que podíamos
partir en el algunos años más en completa tranquilidad, dejando a nuestros
hijos y nietos en un país pujante y lleno de oportunidades, bregando por un
mejor y mayor bienestar para todos los chilenos y corregir las desigualdades
existentes, de golpe y porrazo producto de los dos últimos gobiernos de
izquierda y derecha respectivamente, nos encontramos peor que hace cincuenta
años.
Lo
avanzado en las últimas décadas fue dejado de mano por la centro izquierda que
heredó del gobierno militar una nación muy diferente a la que este había
asumido después del experimento de la Unidad Popular. Las continuas reformas a
la Constitución de 1980 fueron debilitando el orden institucional y la
seguridad tanto interna como externa del país, dando paso a lo que se denominó
la Nueva Mayoría con participación activa del Partido Comunista, que pese a ser
un partido minoritario, pero experto en la desestabilización de las democracias
en el mundo entero aplicando la tesis Gramsciana, a la que se han sumado
aquellos jóvenes del Frente Amplio que querían cambiar la forma de hacer política y que a poco andar han caído en los
mismo yerros.
A
la crisis económica producto de la pandemia que azota al mundo entero, agravada
por la mal llamada protesta social, eufemismo de la violencia delincuencial,
avalada por dirigentes políticos y parlamentarios de izquierda tanto por su
omisión a la condena como por la incitación a la violencia, porque es lo que
dice la calle, ante el oprobioso comportamiento de parlamentarios de la
derecha, salvo contadas excepciones, se suma ahora este río
atmosférico, cuyas lluvias han provocado serios daños a la
infraestructura local, incluyendo cortes de energía y con gravísimos daños para
la agricultura, mientras en la Araucanía la indolencia del presidente Piñera,
jueces y fiscales, mantienen en la zozobra a la población y a los emprendedores
víctimas de robos, asaltos, asesinatos incendios, abigeato, robo de maderas y
extorsiones, bajo el imperio de una guerrilla y de narco traficantes que han
hecho desaparecer al Estado en la macrozona sur. Pero a este mosaico de
desgracias se incluye la nefasta actitud de nuestra Cancillería en los últimos
años que parece no haberle importado las pretensiones de Argentina de extender su
plataforma continental más allá de las 200 millas en el Mar Austral y en la Antártica
afectando seriamente nuestros intereses marítimos y económicos, como ha sido
denunciado por destacadas personalidades y como lo ha afirmado Francisco
Orrego, la reciente declaración conjunta de ambos mandatarios durante la
inconveniente visita de Alberto Fernández a Chile, nos ha dejado una sabor
amargo, a consumación de una derrota diplomática y no podía ser de otra manera
cuando Piñera cambia ministros como quien se cambia calzoncillos y donde las
relaciones exteriores no son una política de Estado como en la hermana
república, sino sujeta a los intereses políticos de los gobiernos de turno. No
quisiera atribuir responsabilidades a la Dirección General de Fronteras y
Límites, ni menos a su directora que posee un brillante currículo profesional, siendo
agente de Chile en el caso del río Silala y su especialidad en Derecho
Internacional Público; y tampoco por el hecho de ser esposa de Fernando Atria,
cuya posición política es bastante conocida, pero echamos de menos la pasividad
de nuestro gobierno en este tema.
La
gota que rebalsado el vaso ha sido la violenta y masiva inmigración ilegal a
través de nuestras fronteras, descuidadas desde que Chile suscribiera la
Convención de la prohibición sobre el empleo de minas antipersonales y su
destrucción, bajo el gobierno de la Concertación, en 1997, afectando nuestra
soberanía y nuestra política de Defensa Nacional, por cuanto habían sido
sembradas dentro de nuestro territorio ante los peligros inminentes de
conflictos con nuestros vecinos en la década del 70 del pasado siglo, con objetivos
muy diferentes a los que motivaron la redacción de dicho pacto por su uso
indiscriminado en países de África y otras naciones. La inmigración ilegal bajo
el actual gobierno está superando la crisis desatada por la proveniente de
Haití en el periodo de Bachelet y con su canciller Fernández, hoy precandidato
a la presidencia de la república. La situación en el norte de Chile es caótica
por su descontrol y la insuficiente actuación de Carabineros y del Ejército que
ha sido denunciada por chilenos de origen aimara que han sido violentados en
sus derechos por ciudadanos venezolanos, muy diferentes a los ingresaron por
vías legales en años anteriores. Las declaraciones del Intendente de la región
de Tarapacá en la reunión con ilegales son dignas de Ripley y motivaron
obviamente, los aplausos de estos; en igual sentido fueron las de un oficial
superior del Ejército explicando los cometidos de su gestión, que en vez de
impedir el ingreso se preocupa de su organización, lo que parece indicar que
actúan así por instrucciones del gobierno, a quien no parece importarle que
saturen los servicios públicos de la zona, que se han visto sobrepasados
incluso por la exigencia de estos ilegales que con desparpajo reclaman que es
un derecho, mientras muchos vagan cometiendo delitos y pernoctando en las
plazas de las ciudades convirtiéndolas en basurales y en depósito de fecas. Por
otra parte, el cura Berríos adula al Estado chileno que le otorga $40 millones
a cada grupo familiar de ilegales para sus viviendas definitivas y los nuestros
tardan años ahorrando para acceder a los subsidios.
Y en este escenario, digno de
Dante, el presidente se va de vacaciones a gozar de su propiedad que por más 30
años no pagó contribuciones, donde seguramente tendrá oportunidad de conversar
de lo humano y divino con su antecesora si aparece por esos suburbios,
dejándonos en manos del exalcalde que según él tenía calle -como otros- el
de los jóvenes -delincuentes- llenos de sueños y que al igual de
los anteriores ha permitido que la Araucanía arda por los cuatro costados.
Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)
Si estimas de interés ruego
difundir
Muy de acuerdo con el General Hormazabal. Este es un Gobierno incapaz y sin coraje para defender nuestro Estado de Derecho.
ResponderEliminarLa Patria está en peligro.
Sergio Trucco Palacios
ResponderEliminarVeo en la 1a página de El Mercurio de hoy una foto en que aparece un grupo de terroristas fuertemente armados, bajo el título de "Conmoción en Arauco por ataques incendiarios que destruyeron cuatro casas y dos templos"
ResponderEliminarEs indignante observar la pasividad de un Gobierno cobarde e incapaz de poner orden en la Araucanía y en el Bío-Bío.
Entretanto por el Norte siguen entrando a diario cientos de venezolanos profundizando nuestros problemas de cesantía y pandemia covid-19. Piñera entretanto disfrutando de sus vacaciones en el Lago Ranco.
Tiene toda la razón mi General.
ResponderEliminarCómo para la izquierda la politica ya no es el arte de gobernar sino que el arte de lo posible, que no se extrañen que el uso de la legítima fuerza está dentro de las normas del juego político.