El
arte de confundir
Los comunistas en particular, y en general
la extrema izquierda tienen la “virtud” de utilizar el lenguaje con gran acierto para
decir una cosa distinta a lo que realmente expresan, haciendo un símil entre
confundir a la audiencia y mentir a medias, lo que es vulgarmente una mentira.
Y lo hacen en forma tan expresiva como con una locuacidad envidiable; ejemplos,
entre muchos otros, la vocera de gobierno y la diputada Karol Cariola, que
aventajan con creces a sus pares masculinos. Como corolario hacen comulgar con
ruedas de carretas a los crédulos inocentes e ignorantes.
Una de las materias que se encuadran
en los anteriores conceptos está la Ley de Estado de Excepción en el Estado de
Emergencia, que una constituyente de izquierda aseveró en un programa de TV que
el borrador de la CP lo había incluido, lo
que demuestra una vez más que muchos de ellos no tenían idea de qué estaban
votando; similar a las declaraciones de Elisa Loncón, con respecto al derecho
de propiedad, que dicho sea de paso en los asuntos oficiales se disfraza de
mapuche, pues en sus actividades diarias viste de chilena y con faldas arriba
de las rodillas. Bajo este mismo criterio el actual subsecretario de Interior y
exdiputado, Manuel Monsalve (PS), quien ha declarado que el Estado de
Emergencia no será necesario por el proyecto de ley que se tramita con respecto
a la infraestructura crítica. Lo que constituye una falacia, lo que no puede
ignorar dado su papel y por el hecho que ha demostrado tener más capacidades
que la jefe de Gabinete; visión a la que se han sumado obviamente otra serie de
personajes.
Cabe señalar que el actual Estado de
Emergencia es la facultad que tiene el presidente de la República para declararlo
en caso
de grave alteración del orden público o de grave daño para la seguridad de la
nación, situaciones
ambas, que actualmente concurren en la zona norte por la masiva y descontrolada
inmigración ilegal, asociada a la delincuencia, al crimen organizado, narco
tráfico y a la trata de blancas; y el terrorismo existente en la llamada macro
zona Sur. Las facultades otorgadas al mandatario pueden ser total o
parcialmente delegadas en los Jefes de la Defensa Nacional que el designe, siendo
factible limitar las libertades de locomoción y de reunión. En cambio, el
reciente proyecto aprobado de Protección de Infraestructura Crítica -después de
tres años de sueño en el Congreso- que sin embargo, contó con el rechazo de 17
votos y 28 abstenciones, establecen como infraestructura crítica crítica "el conjunto de instalaciones,
sistemas o servicios esenciales y de utilidad pública, así como aquellos cuya
afectación cause un grave daño a la salud o al abastecimiento de la población,
a la actividad económica, al medioambiente o a la seguridad del país".
De su simple lectura se deduce la falsedad de las afirmaciones del subsecretario de Interior.
En este mismo orden de ideas están las diferentes
interpretaciones, manifestaciones y/o deseos de los señores políticos, en forma
transversal -incluido el presidente Boric- en cuanto a los pasos que habría que
seguir a partir del 5 de septiembre, según sea la opción que resulte vencedora. Unos y otros ilumindos están llamando a Aprobar para reformar la propuesta o a Rechazar con igual
sentido, respecto a la constitución vigente, trayendo a colación la rebaja de
los quorum establecidos para su materialización. Al respecto, el presidente
Boric “rompiendo la cátedra” sorprendió al mundo político con sus declaraciones
de que Chile votó claramente que deseaba una nueva constitución y a través de un
organismo especialmente electo para ese fin y que de ganar el rechazo, el proceso no
estaba terminado y que continuaría por un año y medio más, a partir de cero,
debiendo elegirse una nueva convención constituyente. Lo que reflejaría la existencia de un Plan B, el que jamás había sido considerado con anterioridad e incluso
negado. No faltaron las reacciones de ministros y otros personeros prestándole
ropa al mandatario, de que efectivamente eso se había conversado pero no se
había definido la fecha y el momento de hacerlo.
Las anteriores afirmaciones han dado pábulo para las más variadas interpretaciones en favor del Apruebo o del Rechazo, a lo que la modesta pluma de Toribio no se sumará porque tan solo contribuye a confundir aún más al electorado. Sin embargo, entre los más connotados poseedores de la verdad y de la prudencia, la política y sabiduría no podría faltar Atenea o Minerva en versión masculina, y si elegimos la cultura hindú a Ganesha -patrono además de las artes, las letras y las ciencias- en la persona del izquierdista rector de la UDP, Carlos Peña. Quien no podría dejar pasar esta oportunidad para matizar sus lecciones, al explicitar que el eventual Rechazo, significaría la no aprobación del texto pero que no deroga el valor del proceso que la ciudadanía decidió en el plebiscito de entrada, agregando a posteriori después de un “sesudo” análisis que existiría un obligación jurídica de producir una nueva constitución repitiendo el proceso mediante la elección de una nueva convención, conforme lo señala el inciso final del artículo 142 de la actual carta fundamental, ya que estas reglas son permanentes, no transitorias. Toribio, dentro de su ignorancia considera que el columnista estrella de El Mercurio está en un error –modestamente- pues de acuerdo a lo que textualmente cita el art.142: “Si la cuestión planteada al electorado en el plebiscito ratificatorio fuere rechazada, continuará vigente la presente Constitución”, más claro echarle agua. La elección de convencionales se estableció para el plebiscito de entrada y no para el de salida; y por último, de acuerdo a la doctrina Peña en el eventual caso que se acogiera su tesis, llegado el momento de un nuevo plebiscito, si fuere rechazada igualmente ¿significaría que habría que someterla una vez más al mismo procedimiento, hasta lograr la aprobación de un texto definitivo?
De manera que no le ha servido el traje que quiso prestarle al señor Boric, quien tampoco tiene facultades para decidir lo que con tanta convicción declaró. Estando vigente la actual Constitución -que no es la de los 4 generales- su autor, el expresidente Lagos ya lo precisó, seguirá vigente la constitución que lleva mi firma, de manera que cualquier modificación, reforma o nueva Constitución deberá respetar las normas constitucionales vigentes, lo que requiere de un gran acuerdo político y sujeto a la aprobación de la ciudadanía.
Producto de las duras críticas que el mandatario ha recibido por la mayor incertidumbre creada, hoy su gobierno no ha tendio escrúpulos en desatar una abierta campaña por el Apruebo. ¿Hará algo la Contraloría General de la República?
Fernando
Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)
Si estimas de interés, ruego difundir
Carlos Peña, como todos los seres humanos, tiene luces y sombras. Entre las primeras está su innegable inteligencia y cultura, entre otras y en cuanto a sus sombras son sus sesgadas opiniones apoyando generalmente posiciones de izquierda. Además resulta muy desagradable su forma de expresarse desde un púlpito imaginario, citando siempre a respetados pensadores. Es que acaso no puede hacerlo por si mismo y necesita del aval de ellos?
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