SANTIAGO AGONIZA
Las migraciones son un fenómeno natural de los
seres vivos: humanos o animales; y pueden ser regulares o permanentes. En el
caso de los animales por razones de su particular naturaleza; y en las
poblaciones humanas los desplazamientos
obedecen a múltiples orígenes: pestes o hambrunas, desastres naturales,
guerras, exilios y persecuciones, etc. que las obligan a dejar su hábitat en
busca de mejores condiciones de vida. Han estado presente en el mundo desde los
primeros tiempos, lo que incluso ha llevado a la desaparición de culturas y
civilizaciones, varias de las cuales aún se desconocen sus causas. (Clovis,
Maya). Las dos guerras mundiales han sido protagonistas de grandes
desplazamientos dando lugar a la desaparición de imperios y naciones en Europa,
Asia y África, creando a su vez nuevos Estados, algunos de variadas etnias, con
cultura, credos y costumbres diferentes, lo que sigue siendo un conflicto latente.
Latinoamérica a partir de mediados del siglo pasado ha sido víctima de este
fenómeno por las dictaduras imperantes en Cuba, Venezuela y Nicaragua, afectando
también a otras naciones del Caribe, dada la precaria situación económica que
les afecta.
Chile
a través de toda su historia no ha estado exento de recibir población de las republicas limítrofes, en especial Perú y Bolivia. Pero, sin duda
alguna que la colonización llevada a cabo por el general Manuel Bulnes,
presidente de Chile (1850) en Valdivia y Llanquihue, bajo la dirección de
Bernardo Philippi y luego Vicente Rosales ha sido una de las más grandes por su
inmenso aporte al desarrollo industrial y agrícola de la zona Sur; también son
dignas de destacar la española en la época colonial y después de la
independencia, como durante la guerra civil (1939); croatas, radicados en el
Norte Grande y Magallanes (1860 -1894); y la corriente migratoria árabe (
cristianos palestinos, sirios y libaneses (1895-1950) se volcaron a Sudamérica,
llegando a Chile desde Buenos Aires, contribuyendo
a la industria textil, la agricultura, banca y minería pese a las dificultades
iniciales. En general gran parte de estos flujos migratorios se han incorporado
a nuestra sociedad al formar familia con chilenos y aportando con su esfuerzo y
trabajo el desarrollo y crecimiento de nuestra nación.
Pero,
siempre hay un pero, afirma Toribio. Las anteriores corrientes se han realizado
en forma paulatina, ordenada, legal y respetando todas las normas que rigen la
inmigración en nuestro país. Sin embargo, por una parte, dado el destacado
crecimiento y desarrollo alcanzado por Chile en los últimos decenios ubicándolo a la cabeza de
los países latinoamericanos y por otra, las crisis políticas y económicas
sufridas en el mismo periodo por Perú, Bolivia, Ecuador, Colombia y en especial
Venezuela a partir de la asunción del poder de Chávez,(1999) e imponiendo el socialismo
del siglo XXI (comunismo) se ha desencadenado una inmigración descontrolada a
través de nuestras fronteras desprotegidas en su amplia extensión
con Bolivia y Perú por el levantamiento de los campos minados de los pasos no
habilitados ordenado bajo el gobierno del presidente Lagos. Hasta la fecha, las
sucesivas migraciones recibidas por nuestra nación lejos de constituir un
obstáculo o un problema, sin duda han sido un aporte y de gran beneficio para
nuestro país, a la par que nuestra solidaridad ha permitido satisfacer muchas
de las aspiraciones de quienes optaron por el éxodo de sus patrias en busca de
mayores y mejores oportunidades de vida. Sin embargo –señala Toribio- tal como
lo expresara en una columna anterior (El talón de Aquiles) la gota ha rebasado
el vaso, no tan solo por los hechos negativos y causas mencionados en la
anterior columna, sino que ha influido negativamente en la condiciones de vida
de los chilenos que viven en situación más precaria, afectando la educación,
salud, asistencia social y vivienda principalmente. Por lo tanto, una gran cantidad de migrantes,
que recorrieron miles de kilómetros en busca de mejores horizontes se sienten igualmente
frustrados porque no encontraron el paraíso prometido y no han faltado quienes
abusando de su condición hacen demandas en carácter de obligación hacia nuestras autoridades, a pesar de su ingreso
irregular y carecer de documentación oficial de sus países. Si bien
un 66% de los extranjeros tiene familiares que dependen económicamente de sus
ingresos y se han incorporado en forma honesta y legal a las oportunidades que
se le han brindado, un porcentaje no menor son causantes de la mayor delincuencia
que se ha observado en el país.
Desde el año 2015 al 2021 la proporción de inmigrantes en Chile, ha subido del 2,5% al 7,8%, siendo uno de los países que más aumentado de los países de la OCDE, siendo Venezuela, Haití, Perú y Colombia los que han tenido el mayor aumento en los últimos tres años. Al 2019 existían en Chile cerca de 1.500.000 inmigrantes (INE), crecimiento extraordinario desde 1982, que no superaba los 100.000, llevando a Chile a ser el país de mayor crecimiento de la tasa de inmigración en período 2010-2015 (CEPAL.4,9%) . La indolencia de los dos últimos gobiernos y del actual para poner coto a esta corriente ininterrumpida, lejos de beneficiar a nuestro país, ha ocasionado un daño considerable dado que el Estado no ha podido responder ante tales exigencias producto de la pandemia, del estallido delincuencial promovido y sustentado por la extrema izquierda, del cual fueron parte las actuales autoridades, incapaces por su ideología de asumir hoy día sus responsabilidades y responder con medidas oportunas y correctivas.
Pruebas al canto han sido los
indultos a 13 delincuentes con alto prontuario otorgados por el mandatario,
pese a declaraciones previas que sería difícil otorgarlos por los graves delitos
cometidos durante el estallido, erróneamente llamada social. Además de la
magnitud de los delitos y crímenes introducidos y no conocidos antes en nuestro
país han crecido en forma exponencial: las tomas de terrenos y su venta ilegal en
las regiones de Antofagasta, Atacama, Metropolitana, Arica, Coquimbo y Bío Bío. Y ante la falta de oportunidades laborales he derivado en un comercio
ambulante e ilícito absolutamente desproporcionado, pasto para la delincuencia,
el tráfico y venta de drogas, prostitución, riñas callejeras por el metro de
terreno, cocinerías insalubres, asaltos a turistas, afectando en
forma preponderante a la R.M, en especial el centro de Santiago, tanto en el
bandejón central de la Alameda como en el Centro Cívico y el centro propiamente tal. Los
que viven al Oriente de Tobalaba, los chilenos que viven en el extranjero y los
turistas que por vez primera nos visitan se encontrarán con un espectáculo tan
denigrante como inesperado, que ni siquiera el Dante lo podría haber descrito.
Paseos peatonales inundados de comerciantes ilegítimos, vendedores de droga, lanzas
a “chorro”, prostitutas que ofrecen sus servicios, una cocinería mal oliente e
insalubre; el Portal Fernández Concha a juicio de los antiguos moradores
convertido en un lupanar; comercios cerrados y muros rayados con grafitis de
protesta, que hace poco una ministra de la Cultura catalogó como arte urbano.
Ni hablar del espectáculo que rodea nuestra Catedral, la Plaza de Armas, el
propio edificio de la Municipalidad de Santiago y los paseos peatonales, calles y esquinas convertidas en
urinarios y retretes; el Parque de los Reyes se ha debido cerrar con rejas para
evitar la delincuencia; etc, etc. Santiago, nuestra capital agoniza.
La
inmigración en Chile -como ha sido calificada por un medio- es una verdadera
olla de presión, pronto a estallar con el aumento en los meses de verano dada
las favorables condiciones climáticas y las graves situaciones políticas que afectan
a nuestros vecinos; las válvulas de alivio de presión están selladas por cuanto
el Gobierno y el Congreso están en otra. No se cumple con la actual ley de
inmigración ni tampoco se hace nada por modificarla, mientras los tribunales de
justicia impiden las expulsiones interpretando las leyes a su pinta. Las leyes
sobre la infraestructura crítica, el robo de madera, el aumento de penas, etc.,
y otras medidas tendientes a poner orden en el país, combatir la delincuencia,
el crimen organizado y la inmigración ilegal se debaten en el mentado Acuerdo
de Seguridad, que Toribio espera que la derecha incluida Chile Vamos se
desista, ante el absurdo e irresponsable indulto concedido por el Boric a 12 delincuentes condenados por la justicia
y a 1 extremista del FMR, en uso de sus facultades pero muy lejos de ser por
razones humanitarias, sino atribuyéndose potestades superiores a los tribunales
de justicia, argumentando irregularidades en el juicio a Mateluna y considerar a los jóvenes inocentes que no
son delincuentes, mereciendo una dura y categórica declaración de la Corte Suprema, lo que constituye además un atropello al Estado de Derecho y
amerita una acusación constitucional, pero que duda que los diputados de la derecha se atrevan a realizarla.
Toribio
-como es mal pensado- ante este nuevo cambio de pensar del mandatario, quien
había asegurado que no indultaría a los delincuentes, a su juicio esima que cobraría valor el anuncio que harían el martes 3 de enero familiares
de los detenidos, dando a conocer el nombre de los políticos que les habrían
pagado para cometer tales delitos; a lo que habría que agregar que el abogado
de Mateluna sería la actual pareja de la
ministro del Interior. Súmese además el anuncio de un “hito
conmemorativo” del 18.O en la plaza Baquedano, con lo que justificaría los
desmanes y un agravio y burda burla a los comerciantes y vecinos afectados.
El isleño augura
un negro porvenir en el futuro mientras no se cierre la llave de la inmigración
descontrolada. Autoridades de las regiones del norte piden extender el Estado
de Emergencia, a lo que se suman diversos parlamentarios. Otros hablan de disponer
el control de la frontera con personal del Ejército. Una de las personas con
más sentido común y mayormente afectado -el alcalde de Huara- pregunta
acertadamente ¿con qué atribuciones?
Toribio a su vez inquiere: en caso de desobediencia o eventuales agresiones ¿podrán
usar sus armas? Claro que no, pues sufrirán el castigo de la justicia como el
cabo de ejército sancionado con 7 años de cárcel por herir a un manifestante en
una pierna ante agresiones y oponer resistencia durante un Estado de Emergencia. ¿Quién lo
defiende…no se oye padre? Algunos senadores y ex ministros claman por lo mismo, pero militares
armados en la frontera podría ser la tentación de nuestros tres vecinos para
salir de sus problemas internos y buscar motivos que llamen a la unión y
olvidar las rencillas. Lo vivimos hace cerca de 50 años. Bastaría una chispa
para crear un problema mayor. No en vano militares en retiro de Perú han
afirmado estar dispuestos a recuperar los territorios perdidos hace 200 años;
en Argentina, no faltan quienes no
esconden sus anhelos por las islas del Beagle y ya conocemos el “término
insanablemente nulo” que estuvo a minutos de provocar una guerra; y en Bolivia,
sabemos que es una caja de sorpresas en manos de un gobierno infectado por el socialismo
del siglo XXI.
Toribio
lamenta no ser más optimista, pero es muy difícil serlo con el gobierno que
tenemos y una derecha que aún no aprende los errores del pasado. Por otra parte,
la grave crisis económica y social que vivimos lo hace aún más difícil y una
nueva Constitución no augura la solución de los problemas inmediatos. Empresarios
de la macro zona sur se quejan justificadamente que con Estado de Excepción no
han disminuido los ataques que causan terror y el 2.022 superaron los 500
atentados incendiarios. Y van a continuar porque con el estado de excepción con
limitaciones a los jefes de fuerza, pasando por alto lo que dice la
Constitución y la Ley Orgánica Constitucional es casi imposible lograrlo. El
terrorismo continuará por tiempo ilimitado mientras no se someta esa zona al
Estado de Sitio con las consecuencias que es de esperar para terminar
definitivamente con las agrupaciones insurgentes claramente identificada. Una
vez consolidada la paz, completar las que se consideran justas demandas de los
chilenos de origen mapuche y otras etnias, lo que no significa postergar las
necesidades básicas de dicha población.
Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)
Lamentablemente, Toribio tiene toda la razón. Estamos MUY MAL. El gobierno no ha tomado en serio los gravísimos problemas que vive Chile y no toma medidas efectivas y honestas. No hay conciencia patriótica de su parte.
ResponderEliminarQuien, AMARGO, lo escucha, amigo general...sin embargo, QUE HACER...?????
EliminarUna Acusación Constitucional es lo que merece el Presidente Boric. No podemos permitir que con la ayuda de la izquierda y la amarilla derecha buenista, siga destruyendo Chile. Menos aún, cuando sólo cuenta con un 27% de aprobación ciudadana.
ResponderEliminarSupongo que Ud. Estimado amigo , sera hermano de don Enrique, desde ya vayan , para Ud., mis palabtas de felicitacion por el acierto
ResponderEliminarVIVA CHILE HERMOSO Y UNICO EN AMERICA.....
ResponderEliminarComo siempre concuerdo con el sabio análisis de Toribio y realmente no veo una pronta salida a los problemas que afectan a nuestro querido Chile. Estamos gobernados por gente ideologizada y de extrema izquierda, o sea, estamos gobernados por un régimen sabiamente definido como KAKISTOCRACIA: el gobierno de los peores, ignorantes, corruptos e incapaces.
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