Abandonados tras las filas enemigas
Al inicio de este blog, Toribio aún no tenía claro cuál sería su título ni el tema en particular a tratar, dada la variedad de tópicos que el diario vivir nos ofrece y que desgraciadamente, la mayor parte de ellos son desalentadores, en especial el actual conflicto entre Israel y el grupo terrorista Hamás, que puede desencadenar en un conflicto internacional difícil de dimensionar. Pero la “caridad comienza por casa”
Basta
con encender la “caja cuadrada” a tempranas horas para repetirse las noticias de
la noche anterior, a lo que se suma parte de nuestro inventario diario: Portonazos,
el enjambre de los motos chorros que asola Providencia, incluyendo a la alcaldesa en plena campaña presidencial; un
descriteriado automovilista que ocasiona un accidente que deja sin luz a un
barrio completo; un conductor de la locomoción colectiva que recorre drogado 21
kilómetros causando múltiples accidentes, etc. En el ámbito político, lo mismo
de siempre. La cocina a fuego lento para que no se queme el pastel y cuidando
sus propios intereses; el espurio proceso constituyente se agudiza con encuestas
que difieren totalmente y al cual los chilenos obligatoriamente deberemos concurrir
a votar en diciembre. Entre tanto, la inmensa mayoría de chilenos y los
invitados de piedra ─mayoritariamente ilegales─ esperan que bajen las papas y
los morrones, o algún trabajo esporádico o informal producto de las mafias del
crimen organizado. El terrorismo en la Araucanía, haciendo su "agosto" bajo un
estado de emergencia sui géneris que mantiene a las FFAA y policías con las
manos atadas, pero recibiendo las críticas por falta de efectividad, ante la
pasividad del nefasto Gobierno por imposiciones del PC que lo mantiene cautivo.
Pero
en medio de este drama, subyace uno aún mayor. La insensibilidad y falta de
solidaridad de los chilenos hacia quienes han sido vilmente perseguidos por
décadas por haber salvado a Chile de lo que hoy está en ciernes, haber
convertido a Chile en otra Cuba; al haber formado parte de las Fuerzas Armadas y
de Orden y Seguridad bajo un régimen que fue pedido a gritos por la inmensa
mayoría de los chilenos, refrendado por la Corte Suprema, Colegio de Abogados, Contraloría,
el expresidentes Eduardo Frei Montalva y el futuro mandatario Patricio Aylwin,
por nombrar algunos.
Los
Tribunales de Justicia han perdido todo decoro en el cumplimiento de su rol
constitucional, pisoteando los derechos humanos de nuestros camaradas de armas.
No le basta caer en la prevaricación, no respetar la cosa juzgada, ni la
aplicación de la ley de amnistía; menos la presunción de inocencia, el debido
proceso, y usando la “ficción jurídica” del secuestro permanente, reconocida
por ellos mismos, etc., etc., sino que
caen en los más absurdos y cretinos fundamentos al afirmar que personas
presuntamente secuestradas y cuyo destino se desconoce y permanecerían en poder
de sus secuestradores, que hoy cumplen condenas en los penales militares, habrían sido previamente torturados. Como si por arte de magia, desde el más
allá, donde seguramente estarán se hubiesen comunicado con los jueces como el
personaje “El Ilusionista” de una película de ciencia ficción. La fantasía
judicial no tiene límites al estimar que individuos que fueron víctimas de
fusilamientos debían haber escuchado los "ruidos de las metrallas mientras
esperaban su turno" ─todo
en el plano de las suposiciones─ “lo que tuvo un padecimiento
innecesario.” Ministros de Cortes de Apelaciones como parte su currículo para
escalar al máximo tribunal, torciendo la justicia duplican las condenas de
primera instancia y así poder integrarse al nuevo emprendimiento de las jugosas
indemnizaciones, que ya alcanzan miles de millones de dólares que benefician a
moros y cristianos, además de las presuntas víctimas, merecidamente, y que
pagamos todos los chilenos con nuestros impuestos que son saqueados por el Gobierno
y sus partidarios. Como en el viejo Oeste, los “Supremos”, en especial de la
Segunda Sala Penal, agregan muescas a sus martillos cada vez que condenan a un
militar o policía. Han pasado por alto los Tribunales Militares en Tiempo de
Guerra establecidos de acuerdo a la ley vigente y al Estado de Excepción
Constitucional impuesto, sancionando a quienes en virtud de tales leyes
tuvieron que cumplir con los fallos de los Consejos de Guerra, ayer jóvenes
oficiales, hoy ancianos y muy ancianos .
De
esta manera, la mal llamada Justicia que solo se alimenta de odio y venganza
mantiene en diversos recintos penales alrededor de 350 ex uniformados. Todos
ellos mayores de edad. Solo en el
Ejército hasta el presente existen 125 personas, incluyendo a ex soldados
conscriptos, lo que constituye una aberración. Los recintos se han saturado,
destinando espacios que se utilizaban como comedores o lugares de visitas para recibir
a nuevos internos, lo que ha obligado a restringir la cantidad y días de
visitas. No importa la edad ni las condiciones de salud en que encuentran, es
una condena a muerte pasando por sobre la dignidad humana, prima la vendetta,
independiente del grado de conocimiento o de participación de los hechos
punibles. Ud. debió haber sabido o sabía y si fallecieron los autores o
cómplices, ello no importa, aún quedan vivas algunas personas sobre las cuales
ejercer represalias, independiente de su carácter subalterno de la época,
porque para estos pseudos jueces no existe la obediencia debida.
Del
ejercito existen 70 personas entre 70 y 90 años; dos que superan los 90; 5
mujeres, dos entre los 70 y 80 años de edad. La mayor parte de ellos aquejados
de graves enfermedades e incluso algunos que no son autovalentes. Desde el año
2000 a la fecha han fallecidos 100 individuos,
43 estando cumpliendo condenas. Del ejército 28 camaradas han dejado de
existir en los penales; 16 mayores de 80 años y 3 que superaron los 90; sin considerar a los que optaron por el
suicidio a fin de evitarles mayores males a sus familias.
Toribio
corrige, aludió a 350 uniformados. En realidad son casi 350 familias que
durante estos largos años han sido privados del amor y del cariño de sus
padres, hermanos e hijos, amigos etc. Varios de nuestros camaradas estando en prisión han sufrido la pérdida de un
familiar, madre, esposa o hijos, a los cuales se les ha negado la posibilidad,
ni siquiera de asistir a sus funerales. Pero hay que vivirlo en carne propia
para dimensionar este dolor. Hace unos días acompañé a una muy querida sobrina
que después de largos de sufrir una dolorosa enfermedad encontró la paz
celestial. A su esposo, recluido en Punta Peuco no lo veía hace más de 3 años,
a causa del COVID y de su precario estado de salud. Pero Gendarmería no
concedió autorización para concurrir a su sepelio, y si llegara a salir con
vida de su cautiverio no podrá visitarla en el cementerio, pues cumpliendo sus
deseos fue cremada.
Pero
la insensibilidad y la solidaridad no existe entre los chilenos mal agradecidos
para quienes han sido y siguen siendo víctimas de la justicia perversa; no
faltarían argumentos para que hábiles abogados consideren a tales jueces
perfectamente individualizados formar parte de una asociación ilícita, jueces
corruptos que semejando hienas se alimentan de los restos de nuestros camaradas
de armas caídos tras la filas enemigas.
FERNANDO HORMAZABAL DIAZ
General de Brigada (R)
Genial mi General....como costumbre de US., una clara visión de la mierda política y judicial de nuestra Patria.
ResponderEliminarCoincido en todas tus valientes apreciaciones de ello me nace la pregunta ¿ que podemos hacer para revertir esta situación de colapso? Ya no somos escuchados y nada representamos para!esta sociedad sorda y ciega, en lo personal rechazo rendirme, pero frente a la ignorancia y el aprovechamiento poco y nada queda por hacer.Recibe mi fraterno abrazo.
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