Talibanes al acecho
-
Yo quiero referirme a eso, me respondió.
-
Ese
tema ya ha sido tratado en estas mismas columnas y en diferentes medios y a la
gente no parece importarle, le respondí.
-
¡Cómo no va a ser importante! Entonces no se ha hecho suficiente,
arguyó.
- Allá tú, si quieres insistir, respondí.
- Claro que lo haré. No te parece absurdo e increíble como ha prendido especialmente en la juventud estas doctrinas foráneas, arrasando con los valores de nuestra cultura cristiano occidental, tan asentadas por siglos en la familia chilena; y no se trata de preceptos religiosos cristianos, porque he escuchado incluso a masones y ateos declararse absolutamente en contra. Es uno de los crímenes más indignos, porque se hace contra un ser indefenso, como otrora lo hacían los nazis eliminando a los débiles y minusválidos para purificar la raza aria. No te parece reprochable que mujeres acompañadas de hijas de muy corta edad, con pañuelos verdes alrededor de su cuello, salgan a la calle y vociferen a voz en cuello que ellas son dueñas de su cuerpo abogando por este alevoso crimen.
-
No
solo reprochable, sino repudiable, contesté. Más aún que medios de comunicación, intelectuales y
parlamentarios que en forma tácita o expresa las apoyan en su cometido.
- Tienes razón, me ha llamado poderosa y dolorosamente la atención. Supe que una diputada, integrante de un grupo de féminas que en el pasado escalaba y robaba en departamentos, conocidas como las arañitas, llamaba a las chilenas a imitar la conducta de Argentina donde fue aprobado el aborto libre, legal y gratuito, celebrándolo como una verdadera fiesta, hasta llorar de alegría. Y el broche de oro, lo que demostró su grado de ignorancia cuando señaló: ¡No se hable más de niño o guagua hasta que nazca!
-
Impactante ese video, le dije. Preguntándole a su
vez ¿Viste las imágenes de un programa de trasnoche en TV con participantes de
una cena, en que el anfitrión le preguntó a una conocida artista, si era
partidaria del aborto libre, y ella respondió que sí, “pues todavía no hay
vida”
- ¡Nooo. No te lo puedo creer. ¿Y quién era esa erudita?, inquirió Toribio.
-
En
un lugar de la Mancha, de cuyo nombre
no quiero acordarme, no ha mucho tiempo…di por respuesta. Pero estos argumentos
no satisfacían a Toribio y en buena hora, pues cada vez más irritable
persistía.
- Las mujeres engendran seres humanos y su
ciclo está determinado por la naturaleza. ¿Por qué le es tan difícil aceptar
que son criaturas vivas aunque tengan catorce semanas o menos de gestación. En
cambio cuando se trata de animales, lo aceptan en forma tácita. El aborto libre,
así como la eutanasia, el concepto de
género, el matrimonio de personas del mismo sexo, la adopción homo parental, el
estúpido lenguaje inclusivo, y otras percepciones sociales, políticas y económicas,
provienen de intelectuales permeados por el progresismo ideológico
sembrado por la izquierda y encuentren pasto tierno en las nuevas generaciones.
¿Cómo hemos llegado a esto.
- Muy simple Toribio. Porque desde la ONU el aborto libre ha sido impulsado y financiado, atribuyéndole razones de salubridad por la mortalidad materna en abortos clandestinos, lo que en parte es cierto, pero en nuestro país suceden en mucho menor escala que en otras naciones de Sudamérica. Por otra parte, la ley de aborto por tres causales tiende a disminuir dichos casos, a lo que se suma la planificación familiar y los métodos anticonceptivos. Durante tu ausencia los sucesivos gobiernos han promovido la campaña de la píldora del día después y el reparto de preservativos, incluso a menores de edad sin el consentimiento de los padres, lo que a la vez redundó en el inicio de la actividad sexual en forma prematura de los jóvenes y el aumento de contagios de enfermedades venéreas al no observar las precauciones debidas.
- Si puede ser, pero mira, no creo que haya estadísticas oficiales al respecto por el carácter clandestino, pero me atrevo asegurar que la mortalidad materna debe ser infinitamente menor a la cantidad de niños en gestación sacrificados; y no es que no me importe combatir los abortos ilegales, todo lo contrario. ¿Pero por qué razón debemos seguir todos los dictados de las Naciones Unidas? ¿Dónde queda nuestra soberanía y lo que piensa la gran mayoría de nuestros compatriotas?
-
Ah
eso es harina de otro costal, respondí. Y eso no es nada, el Comité de Tortura
de la ONU ha señalado que para Naciones Unidas,
“el obligar a una mujer a tener un hijo contra su voluntad, negándole el acceso
al aborto libre y seguro, es constitutivo del delito de tortura”.
- Pero eso es una barbaridad, una estupidez. Los argentinos dirían un boludéz, objetó con rabia.
- Toribio, hay mucho paño que cortar sobre este tema, dejémoslo para continuar otro día, porque ahora, aunque no lo creas tengo que ir al supermercado.
-
Okey
jefazo, Don’t worry. Be happy.
Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)
Si estimas de interés ruego difundir
No soy quien para juzgar, pero como mujer me duele que se esté luchando por el aborto.
ResponderEliminarUn crimen deleznable avalado por muchos (as) parlamentarios.
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