miércoles, 6 de enero de 2021

44. ¿EN QUE ESTAMOS PENSANDO O HACIENDO LOS CHILENOS?

 


La violación de las normas sanitarias

         Uf… de un cuanto hay, como solía decir mi querida e inolvidable madre, que no conoció hospital alguno hasta los casi 103 años de vida. Hay para todos los gustos y todo tipo de colores.

         La masa o el vulgo, que algunos en el pasado motejaban la plebe o la chusma, como el León de Tarapacá que agregaba el apellido de inconsciente, despertando, sin embargo, encendidos vítores y aplausos; después de haber participado en gran parte en el segundo retiro del 10% para las compras navideñas, aunque se integraran a los 4 millones de chilenos que han quedado sin un puto peso en sus cuentas para la vejez, esperando que el Estado benefactor, es decir todos los chilenos les paguemos ese gustito, dejaron una colita para las fiestas de Año Nuevo. Pero seamos justos, parte de la vieja clase media y de la nueva emergente -la surgida producto del crecimiento y desarrollo alcanzado por el país en los últimos 30 años- gracias a la política económica instaurada bajo el régimen militar, que hoy día se empeñan en destruir, también lo hicieron, claro que sus gustitos no fueron tan sencillos, por la mayor disponibilidad de dinero. Y si hilamos más fino, los nuevos ricos -los parlamentarios- no cabe duda que también lo hicieron.

         Lo paradojal,  es que hasta los comunistas ateos celebraron el nacimiento de Jesús, como lo testimonian una vez más los twitter del “negro”, el que renegó de su padre adoptivo, quien lo recogió, lo crio y educó. ¡Qué plata más desperdiciada! Siguiendo las paradojas, se autorizó el comercio en los Mall y restaurantes -de lo que no discrepo- pero las iglesias con severas restricciones. Pareciera que los obispos no quieren hacer su pega, uno de los pocos que reclamó fue el cura Enrique Opaso, fuerte y claro como lo hace siempre, defendiendo los principios cristianos -ojala sea constituyente- no como otros que sí tienen tribuna, aprovechando que el Obispo de Roma es de su congregación, que tampoco lo hace mal y que se coluden con autoridades públicas para internar clandestinamente a extranjeros utilizando vehículos oficiales que pagamos todos los chilenos. ¿Llegará el momento de la segunda expulsión? ¿Lo dudo? (Voy a tener que confesarme la próxima vez que pueda ir a la iglesia antes de comulgar).

         Como el hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y los chilenos copiamos todas las cosas malas que se dan en otras latitudes; porque la estupidez y el descriterio no tienen fronteras ni condición social, ahí tenemos la segunda ola de la pandemia, con un aumento considerable de casos contagiados que suben día a día y los fallecidos alcanzan cifras alarmantes; poniendo en riesgo la disponibilidad de camas clínicas y de ventiladores;  con el personal de salud agotados y estresados -burn out, lo llaman ahora, poniéndome al día- por los enormes sacrificios desplegados durante todo el año pasado y que además son insultados, vejados y golpeados por esa chusma inconsciente que se niega a respetar los protocolos sanitarios, porque la falta de respeto a la autoridad propiciada desde La Moneda ha invadido todos los sectores de nuestra sociedad.

       Las fiestas masivas y clandestinas por parte de organizadores inescrupulosos carentes de conciencia, salvo el sabor del sucio dinero -seguramente del 10% de los fondos de pensiones- que obtienen de los imbéciles que se creen choritos por pretender engañar a la autoridad y suben sus fotografías a las redes sociales para vanagloriarse. La irrupción en camping, balnearios y playas pese a las restricciones a nadie parece importar. El estrecho criterio ha sido un bien pródigamente repartido, hasta poderosos en el pasado pretendieron eludir el control en helicóptero; siguiendo con la tradición judicial, seguramente serán condenados a asistir a clases de ética. Nadie respeta el toque de queda, la consigna es de toque a toque, pero los medios solo dan cuenta de la violación de las restricciones en barrios populares, cuando aquí en el barrio alto -denominado así históricamente, por la altura sobre el nivel del mar, supongo- se daba igual. Sin ir más lejos, en mi edificio pese a lo reclamos de los vecinos, a las advertencias del conserje y ante la imposibilidad de Seguridad Ciudadana pudiera actuar por excesiva demanda, y visto la negativa a terminar con la fiesta, resolución del comandante, como solemos decir: A las dos de la mañana bajé al subterráneo y les corté el automático. Santo remedio, se acabó la fiesta y como soy miembro del comité de administración 3 UTM de multa.

         Un punto aparte son los ilusos que son devueltos por intentar salir de la región sin la autorización correspondiente ni los permisos sanitarios; además de las horas perdidas, me imagino que habrán sido citados a los tribunales por infracción al art. 318 del Código Penal.

         El alcalde Santiago, ha alegado en forma reiterada de la falta de Estado por la abierta violación a las disposiciones sanitarias y los conflictos entre vendedores ambulantes sin la autorización municipal en el barrio Meiggs. Bueno, lo de la falta de Estado no es la novedad del año, llevamos tres ¿y no se había dado cuenta? y no solo en su comuna, sino en todo el país. Pero alcalde, los sacrificados carabineros, a pesar de todos los insultos, ataques, vejámenes y ataques que sufren a diario, sin posibilidad alguna de defenderse, hacen lo imposible en el cumplimiento de sus tareas, con abnegación y sacrificio. Por si fuera poco, el inmoral y fracasado ex candidato presidencial, el senador  Guillier, no pierde la oportunidad para atacarlos. Señor Alessandri  en vez de quejarse por la falta de Estado, por qué no se mojó el potito y concurrió personalmente con sus guardias municipales, inspectores, juntas de vecinos, etc., y Carabineros para requisar toda la mercadería ilegal, especialmente los fuegos artificiales que se vendían libremente a la vista y paciencia de toda la población.   

        Decía en párrafos precedentes que la idiotez no distingue cultura ni fronteras, hasta en la Ciudad de las Luces fue intervenida una fiesta ilegal que había congregado a 2.000 personas y una de las participantes justificaba su presencia diciendo: tengo 20 años, como voy a sacrificar mi juventud. Sacrificar, que saben de sacrifico estos millennials, cuando ha sido la generación dorada que no ha carecido de nada, con todas las facilidades del mundo, como lo expresara el prestigioso Doctor en Medicina Otto Dorr, que sin embargo tiene mucho que perder, a pesar de su soberbia insultante.

         ¿Dónde quedó lo de la juventud, divino tesoro? Por su inconciencia nos tienen a los viejos octogenarios enclaustrados y sin poder salir a ventilarnos fuera de la capital.

 

Fernando Hormazábal Diaz

General de Brigada (R)

 

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2 comentarios:

  1. Excelente vision de una realidad historica que muchos desconocen y otros no quieren aceptar, aplausos para este aporte....y mis respetos a su autor....

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  2. Deacuerdo con todo...es nuestra responsabilidad enseñar respeto a la autoridad con el ejemplo a las futuras generaciones.
    Poco podemos enseñar si se transgreden las normas y se toleran las faltas de respeto.

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