jueves, 6 de mayo de 2021

71. ¿ES DERECHA O IZQUIERDA?


A Usted.

        Por el abogado Juan Miguel Rodríguez E.


         En el proceso que se vive en Chile, ¿es usted de derecha o de izquierda? En circunstancias similares, don José Ortega y Gasset, insigne filósofo español, respondió: “ser de la izquierda o de la derecha es una suerte de hemiplejia moral”. Conozco a todos con quienes compartiré esta reflexión e intuyo que aquéllos a quienes la pudiesen reenviar, reunirán muchas de las características que a nosotros nos vinculan.

La gran mayoría, quizás la totalidad de nosotros, no pertenecemos a partido político alguno y, por ende, estamos al margen de la más desprestigiada institución que registre nuestra historia contemporánea.

Somos, sin duda, miembros de la genuina clase media, denominada con cierta inquina, “burguesía”, en toda su amplia gama: intelectuales, profesionales, técnicos, industriales, comerciantes, agricultores, funcionarios, empleados, civiles, militares e incluso obreros.

Somos el núcleo aglutinador de la sociedad; su reserva de valores y principios; los que, en definitiva, tenemos el poder de determinar el destino de nuestro país.

Somos, desde la perspectiva política, la fortaleza a conquistar, el botín a repartir entre la izquierda y la derecha; ni la una ni la otra podrían jamás gobernar si no contaran con nuestro apoyo. Prueba palpable de ello está dada por la forma en que desde hace un tiempo a esta parte de autodenominan, respectivamente, “la centro derecha” y “la centro izquierda”. Es decir, se visten o camuflan con nuestra ropa.

 Ni la derecha ni la izquierda, por sí solas, tienen la posibilidad de gobernar este país y su acceso al poder depende exclusivamente del grado de penetración que logren en la clase media. Clase media que, paradojalmente, está a la deriva política, totalmente ajena a partido alguno y sin otra opción que escoger, trágicamente, como ha ocurrido en las últimas décadas, “el mal menor.”

Y es así como hemos ido “de mal en peor”. A cada gobierno desprestigiado le ha sucedido otro del sector opuesto, aún más desprestigiado, pero paradojalmente, con los mismos protagonistas.

Lenta pero progresivamente, al principio, pero aceleradamente en el último tiempo, se han ido destruyendo las bases de la institucionalidad que tanto costó construir, ésas que justamente son las que han permitido desarrollar esta inmensa clase media a la que usted y yo pertenecemos.

Una izquierda con un discurso de odio exacerbado, conocido desde hace tiempo, que ha lanzado literalmente “los perros a la calle” y que ha logrado acobardar hasta lo indecible a una derecha cuyo atributo histórico no ha sido precisamente el valor, han llegado a una transacción que implicará el degüello de la clase media.

El muy premeditado y nada espontáneo estallido social ejecutado por la izquierda que, en una población de 18 millones de habitantes, lanzó a la calle hordas de delincuentes que, con suerte podrían sumar un millón a lo largo de todo Chile, impactó a todos, pero aterró al gobierno de derecha que, presuroso, se rindió incondicionalmente el 15 de noviembre de 2018, entregando la piedra angular del desarrollo sostenido habido en Chile durante 40 años y que dio por fruto, entre otros, el advenimiento de nuestra clase media.

También mediante otra acción de fuerza física, moral e inconstitucional de la izquierda, las Administradoras de Fondos de Pensiones, elemento esencial del crecimiento económico sustentable del país, han sido entregadas por el gobierno de derecha al saqueo de los recursos previsionales, con la complicidad de otro de los tantos entes públicos carentes de jerarquía, prestigio y valor: el Tribunal Constitucional.

Las Fuerzas Armadas y de Orden, maniatadas por el aterrado gobierno de derecha ante exigencias de la izquierda, han sido mudos espectadores de la peor ola de violencia y delincuencia que registre la historia del país.

¿Los Tribunales de Justicia y el Ministerio Público? Usted sabe la respuesta.

¿¡Para qué seguir!? Si hay un solo gran culpable de la grave crisis que vivimos, ésa es la clase política, la izquierda y la derecha, o si se prefiere, la centro izquierda y la centro derecha, que una vez más se presentan, con toda impudicia, a través de sus candidatos designados por los partidos, entre gallos y medianoche, privándonos de opción o con alternativas muy reducidas.

¿Usted va a volver a elegir el mal menor?  A esta altura, ¿tiene claro cuál es el menor de los males?

Habemos muchos que no lo haremos; nos esforzaremos por buscar entre los candidatos, personas de bien, íntegras, de prestigio, que no se declaren, como si fuera una virtud, de derecha o de izquierda.

El resultado de la constituyente, que es el plato de fondo del menú electoral, no será, por lógica y casi con certeza, el deseado por esta clase media a la que pertenecemos. Y el proceso siguiente, el de elaboración de la nueva constitución, será tanto o más desastroso en materia de gobernabilidad que todo cuanto hemos vivido en estos dos últimos años.

Tal vez debamos pensar desde ya, en la última puerta de escape, si aún está abierta, que es el plebiscito de salida y prepararnos para aprobar lo que corresponda y rechazar cuanto nos parezca atentatorio contra nuestros merecidos y bien ganados derechos de clase media.

Y si se pretendiera avasallar nuestros derechos, preparémonos para hacer honor al lema patrio: “Por la razón o la fuerza”. Ambas nos asisten.

 

234. DESAZON, INDIGNACION E IMPOTENCIA

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