miércoles, 8 de diciembre de 2021

111. EL CALVARIO DE LOS VIEJOS SOLDADOS

 

Más Papistas que el propio Papa

 

         A lo hechos narrados en el blog anterior referente al rechazo por la Corte Suprema del recurso de casación que afectó a 18 ex camaradas, todos ya de avanzada edad, en especial un coronal de 94 años, se sumó hace unos días -para continuar con la zaga de la persecución política- el sometimiento a proceso de tres camaradas muy cercanos por el grado de amistad que los une por pertenecer a su misma arma. Son ellos el brigadier Lander Uriarte Burotto -mi compañero de curso- y los coroneles Moisés Retamal Bustos y Francisco Varela Gantes por hechos acontecidos en el Regimiento Puente Alto en los años 1973-1975.

El primero de los nombrados tiene 85 años y purgó una condena en Punta Peuco de 7 años por sucesos de la misma unidad. En aquel entonces tenía el grado de capitán y se desempeñaba en la Gobernación de la provincia, no teniendo cargo alguno en dicho regimiento, al cual pertenecía por Lista de Comisario, pero la justicia determinó que el debió haber sabido o conocido de los hechos, es decir presunciones infundadas. Durante su cautiverio sufrió la pérdida de su esposa quien falleció al día siguiente de una visita por infarto cardiaco[, a cuyo funeral no se le permitió concurrir, tan solo tiempo después a visitar su tumba en el cementerio.

El coronel Retamal - el Mota- de 71 años, también purgó una condena similar y durante su injusto cautiverio falleció su esposa después de una larga y dolorosa enfermedad, solo le permitieron asistir a su misa y al término de ella, pechera de inculpado y al carro celular de vuelta a Punta Peuco. Pancho Varela, 71 años, también viudo, hoy enfrenta este largo proceso y será un largo camino de sufrimiento para su familia.

A los lectores les debe llamar la atención el grado subalterno de las personas afectadas en el tiempo de los hechos y que sean los únicos condenados. La respuesta es simple. Ha fallecido el comandante del regimiento, el segundo comandante, los dos oficiales jefes y un capitán, y como se trata de encontrar culpables y pagar jugosas indemnizaciones a los familiares de las víctimas, independiente de que no hayan tenido participación en los hechos vamos sometiendo a proceso, no obstante, estar desempeñando tareas en la gobernación provincial o en el levantamiento de las líneas férreas de Puente Alto a El Volcán que nada tenían que ver con los hechos denunciados.

Fueron conducidos al Batallón de Policía Militar en espera de la libertad bajo fianza con consulta a la Corte de Apelaciones -trámite que en el mejor de los casos se otorga después de varios días, pero que en casos anteriores se han prolongado por semanas y a veces meses, pues a juicio de los ministros en visita estos ancianos son un peligro para la sociedad. La primera información que obtuve sobre las condiciones de su reclusión eran indignas e indignantes, no solamente por la edad de los oficiales sujetos a proceso y su estado de salud, sino para cualquier miembro de la institución que está siendo investigado por presuntos delitos; sin embargo también tuve conocimiento que habían recibido la vista del general Cristóbal de la Cerda quien al percatarse de la situación expresó su voluntad de solucionar el problema a la mayor brevedad, hecho que aplaudo porque no tengo conocimiento de un hecho similar con anterioridad.

Concurrí a visitarlos el día de ayer y después de varios años me encontré con instalaciones que habían modificado su estructura. De hecho, un recinto absolutamente cerrado y sujeto a las mismas restricciones de seguridad de los recintos penales de Punta Peuco y Colina 1. Control al ingreso con un arco de detección de metales y el subsiguiente bastón[FHD2]  detector para la revisión personal; revisión de paquetes, entrega de carné de identidad y de celular, procedimientos para los que no hay excepciones hombres o mujeres e independiente de la jerarquía. Luego acompañamiento hasta los módulos correspondientes, también cerrado por una reja con candado y al patio de visita, con muros altos y coronado por una concertina de alambres de púas, para evitar las “posibles fugas”. Los dos módulos de reclusión de característica similares: una pequeña “cuadra” de 5x5 metros -medidos- con seis catres de una plaza, sin mobiliario alguno, salvo unas estanterías próximos a los catres; cabe agregar -según un testigo- que en un pasado reciente eran tantos los inquilinos que tuvieron que habilitarse camarotes hasta en el pasillo de acceso. Los servicios higiénicos están ubicados fuera de estos módulos, semejantes a los existentes en las cuadras de conscriptos o de la vieja Escuela Militar, con desniveles que constituyen un grave peligro para las personas de avanzada edad. De hecho, de los cuatros dos utilizan bastones para desplazamientos y uno de ellos el mayor (R) Odón Cayo (Ayud.Grl) de 80 años, que fue traído desde el sur del país y solo tiene visión en un ojo.  En síntesis, es un Punta Peuco a escala -sin haber sido condenados- pero con mucho menores facilidades que ese. Estamos siendo más Papistas que el propio Papa.

Cabe observar que estos módulos fueron ocupados anteriormente por suboficiales, los que fueron trasladados a una casona vecina, vetusta y más que centenaria -no la visité- pero seguramente presumo que deben compartir con roedores o murciélagos tan propio de estos viejos edificios, lo que sin duda ameritaría que Sanidad o Veterinaria diera su aprobación, si es que no lo han hecho hasta la fecha.

Pero una nota muy positiva y alentadora. El personal militar destaca por su deferencia, disciplina y excelente trato con los visitantes; mientras compartíamos con nuestros camaradas se consultó si alguno necesitaba de los servicios de una psicóloga que estaba en la unidad y al momento de iniciar esta columna estaba informado que los 4 oficiales ya habían sido trasladados y compartían las cabañas existentes, lo que comprueba que hubo preocupación por parte del Ejército. No obstante, está dando fruto la persecución judicial con las más de 9oo causas en proceso por iniciativa durante el primer gobierno del señor Piñera, gestándose un nuevo ciclo de detenciones, afectando ahora a una población anciana que supera los 70 años e indubitablemente pondrá en serios aprietos al nuevo mando institucional para superar con infraestructura digna la falta de previsión existente hasta la fecha, porque de todos era percibido que la zaga continuaba. Abrigo la esperanza -y creo que muchos la compartirán- que el prestigio que rodea al recientemente nombrado CJE, general Javier Iturriaga, nos augura un mejor futuro, en especial para los camaradas víctimas de una justicia espuria y no dudamos que ha heredado las virtudes de su señor padre, uno de los generales más brillantes que tuve oportunidad de conocer durante mi permanencia en la institución.  

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

 

Si estimas de interes ruego difundir

 

 

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