Hace pocos días la Convención
Constitucional aprobó el aborto libre y vimos como la inmensa mayoría de las
convencionales, lo celebraban eufóricamente con sus pañuelos verdes al cuello, abrazos
y besos, presas de histerismo:
Art.16
Todas las personas son titulares de derechos sexuales y derechos reproductivos.
Estos comprenden, entre otros, el derecho a decidir de forma libre, autónoma e
informada sobre el propio cuerpo, sobre el ejercicio de la sexualidad, la
reproducción, el placer y la anticoncepción.
El Estado deberá asegurar "a todas las mujeres y personas con capacidad de gestar, las condiciones para un embarazo, una interrupción voluntaria del embarazo, parto y maternidad voluntarios y protegidos. Asimismo, garantiza su ejercicio libre de violencias y de interferencias por parte de terceros, ya sean individuos o instituciones".
La ignorancia y la paranoia de los convencionales
que la aprobaron dejaron fuera del alcance de una ley para que fuese normada, de
manera que cualquier proyecto sería inconstitucional.
Pero el
pleno de la Convención también aprobó la educación sexual integral: Art.17: Todas las personas tienen
derecho a recibir una Educación Sexual Integral, que promueva el disfrute pleno
y libre de la sexualidad, enfocada en el placer; la responsabilidad
sexo-afectiva; la autonomía, el autocuidado y el consentimiento; el
reconocimiento de las diversas identidades y expresiones del género y la
sexualidad; que erradique los estereotipos de género y prevenga la violencia de
género y sexual."
El primero de los artículos citados, además de vago
e impreciso, es una aberración, propia de mentes demenciales, por cuanto no hay
límite alguno para su ejercicio, ni para las semanas del nasciturus; ni siquiera los padres podrían oponerse cuando un menor
de edad opte por ese recurso; como
tampoco existirá objeción de conciencia para los profesionales de la salud e
instituciones que se nieguen a participar de este crimen abyecto y que
obviamente, financiaremos todos los chilenos.
El segundo artículo, es tan malo como el anterior,
por cuanto será “chipe libre” y enfocado solo en el placer, lo que sin duda
dará lugar a la práctica de la pedofilia, zoofilia u otro tipo de parafilia.
De esta manera Chile se pone a la
cabeza de los países en el mundo con este libertinaje del aborto. La “marea
verde” que paradojalmente usa ese color que significa esperanza, optimismo,
buena suerte, paz y serenidad, fundamenta este crimen en que la restricción o
prohibición impide a los profesionales de la salud prestar atención oportuna;
que los abortos ilegales producían un
gran número de muerte de las madres; que
la mayoría de los decesos y lesiones con los abortos inseguros son evitables,
pero todo lo anterior y otros argumentos fueron superados en Chile por el
aborto en tres causales: Salvar la vida de
la madre, inviabilidad fetal o por violación.
Con esta ley Chile se expone a sufrir las
mismas consecuencias que afectaron a Rusia en el pasado, primer país del mundo
donde se implementó, (1920): “La promiscuidad
sexual más descarada, la desintegración de la familia, el abandono de los hijos
habidos en esas uniones, la prostitución masiva, la gran cantidad de
embarazos sin progenitor, la extensión de las enfermedades venéreas,
abortos y divorcios, la naturalidad con que se practicaron las violencias
e inmoralidades más extremas.
La mayor parte de
los países que han optado por el aborto libre tienen un límite de 17 semanas;
en Colombia se aprobó recientemente como límite los seis meses y que las chicas
del pañuelo verde celebraron en nuestra patria con gran júbilo.
Nuestro Código Penal lo definió como delito (1874); y en 1931 se establecieron excepciones con fines terapéuticos en el Código Sanitario, singularidad que se mantuvo hasta 1989, siendo nuevamente penalizado. Sin embargo, no consideró punible el aborto indirecto, es decir cuando los procedimientos médicos estaban destinados a salvar la vida de la madre. En 2017 se despenalizó el aborto por las tres causales antes mencionadas, pero con la reciente norma aprobada superamos lejos a Colombia pues, al no existir límite puede ser incluso hasta los nueve meses.
El
corazón se comienza a formar a la quinta semana y a las seis semanas se pueden
sentir sus latidos, no se trata de un alienígena ni de otra especie, es un ser
humano, pero con esta norma queda claro que los convencionales privilegian más
la vida de los animales que la de los seres de nuestra especie.
De
ahí el nombre con que titulé esta columna.
Fernando Hormazábal
Díaz
General de
Brigada (R)
Si estimas pertinente,
ruego difundir
Excelente análisis. Concuerdo plenamente con él. No puede ser que una minoría esté definiendo temas valóricos, que para ellos no lo son.
ResponderEliminarEs de gran gravedad que el tema sea definido constitucionalmente, y no sea materia de ley. Esto impide que en el futuro, y dadas las experiencias, se revierta o se corrija, pues requerirá una modificación a la constitución, cosa nada simple.
ResponderEliminarDebemos rechazar esta nueva Constituciòn, sino Chile volvera al despeñadero.
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