miércoles, 30 de noviembre de 2022

163. EL ELASTICO SE ROMPIO.

 


El talón de Aquiles del Gobierno



            No parece existir dudas que el talón de Aquiles del actual gobierno lo constituye la inmigración ilegal. Si bien es cierto que, el terrorismo en la Araucanía y sus efectos son tan graves o mayores que el fenómeno anterior, es de muy antigua data. Pero la inmigración ilegal fue introducida y facilitada a partir del gobierno de Bachelet II, no tan solo a través de los pasos no habilitados en la frontera con Perú y Bolivia, sino con el patrocinio personal de la mandataria a través del aeropuerto de Pudahuel con el ingreso de decenas de miles haitianos a los cuales se les trajo engañados de que venían al Paraíso, pero Eva, los dejó abandonados a su suerte tan pronto como desembarcaron y ni siquiera tapados con una hoja de parra. Fue el costo que pagamos los chilenos para que “doña” fuere nominada como Alta Comisionada de DD.HH de la ONU al dar cumplimiento a la agenda 2030 de dicho organismo. Cabe señalar además, que esta operación dio origen al nacimiento de empresas aéreas fantasmas que hicieron el negocio del siglo al cobrar pasajes de ida y vuelta, partiendo del hecho que su regreso era absolutamente improbable, pero que sin embargo, fue aprovechado para otros viajeros aumentando el negociado.  

              Por si fuera poco, al innombrable sucesor cuando aspiraba a cargos superiores en el ámbito internacional al codearse con los grandes de Europa que integraban las ligas mayores, se le ocurrió desafiar a Maduro en Cúcuta, cometiendo unos de los actos más desafortunados al abrir las puertas sin límites a la diáspora venezolana, en que junto con ciudadanos que huían de la dictadura se le colaron las brisas bolivarianas, que sin duda jugaron un papel fundamental en el estallido delincuencial de octubre de 2019; y me atrevería a precisar en la quema simultánea y coordinada de decenas de estaciones del metro, hechos ante los cuales dicho funesto personaje presionado por los comunistas que pedían su cabeza para salvar su pellejo entregó la Constitución vigente, que jamás había formado parte de las urgentes demandas sociales. Pero en estricto rigor, no estuvo solo. Parte de esa misma derecha que se volcó a votar por él, no fue capaz de defender los ideales de la libertad, el orden y la seguridad y se plegó a las demandas de la izquierda radical y de la DC que hoy día se debate entre la vida y la muerte -más cercana a esta última- y de cuyos efectos hoy sufrimos todos los chilenos.

            Pero muy pronto, producto de una deficiente Ley de Inmigración varias veces modificadas en perjuicio de nuestra seguridad y soberanía, siguiendo los lineamientos de la ONU han convertido a nuestro país en un experimento regional, mientras sus gestores gozan de posiciones insuperables ajenos a los flagelos que hoy han destruido nuestra sociedad, transformando las brisas en corrientes huracanadas por el descontrol, la improvisación y la impunidad, dadas las facilidades otorgadas para que junto a quienes realmente lo necesitaran y que podrían ser un aporte a nuestro desarrollo, han permitido el ingreso clandestino y desbocado de bandas de delincuentes de variadas nacionalidades, esparciendo en nuestras zonas urbanas múltiples trasgresiones jamás antes conocidas, como el crimen organizado, los carteles de drogas de México y Colombia; el narcotráfico que se ha posesionado de las poblaciones más modestas con un ejército de soldados y traficantes que luchan entre sí para lograr su total dominio; el sicariato, extorsiones y secuestros de que hace gala con total desparpajo el Tren de Aragua, producto de exportación de Venezuela caracterizado por crímenes atroces e inhumanos. 

          Las encerronas, portonazos, motochorros, comercio ambulante ilegal, etc., han pasado a ser parte de nuestro panorama nacional y ya nada extraña que a diario veamos la vejación que sufren carabineros y agentes municipales que combaten el comercio clandestino en los principales lugares públicos de nuestra capital, convertidos en cocinerías insalubres en poder de bandas organizadas premunidas incluso de armas de fuego y blancas, ocupando incluso a niños para lograr sus funestos propósitos. La “callampería” que hace medio siglo existía en deslindes de algunas comunas hoy reina sin mayores obstáculos en pleno Centro Cívico de la capital, sin respetar incluso a la sede del gobierno, la avenida principal y las diferentes plazas, en particular la Plaza de Armas convertida en un chiquero, otrora espacio dedicado a las artes y la cultura.

        En  medio de este caos la inmigración ilegal se ha constituido en un verdadero Armageddon y lamentablemente no tenemos un Bruce Willis que le ponga fin, pues las diferentes autoridades se escudan y culpan unas a otras en medio de la anomia generalizada y se agotan en mesas de trabajo y planes de contingencia y de coordinación inagotables. Es cuando surgen los políticos con ideas geniales respecto al resguardo de las fronteras: 

            Que lo haga Carabineros como cuerpo policial, pero al igual de otras naciones que sea una Policía de Fronteras; ahora se acuerdan de la institución que no solo querían reformar sino eliminar muchos de los que actualmente nos gobiernan. Pero este cuerpo no surgirá con un simple abracadabra y la solución es ahora y no mañana. El otrora pero vigente Panzer, que pese a ser miembro del Grupo de Puebla de vez en cuando respira aires democráticos, dice que es responsabilidad del Ejército. Sin embargo, votó por el apruebo, proyecto que eliminaba el Estado de Emergencia y que dejaba a las FF.AA solo para la defensa exterior.  

        Le quiero recordar a este ilustre ex vicepresidente de la República y actual senador que durante la “democracia” se eliminó el S.M.O. y Chile ratificó el Tratado de Otawa, en virtud del cual nuestro país se obligó a levantar y destruir los Campos Minados sembrados en sus fronteras en un acto soberano como medida de defensa ante Perú, Bolivia y Argentina. Efectos que anticipó mi general Pinochet como ex CJE y que hoy padecemos, tal como lo hizo con el regreso de los comunistas. Las fronteras de Perú y Bolivia suman aprox. 1.100 km (170 y 860 respec.) y existen más de 160 pasos no habilitados, lo que obligaría a un tremendo redespliegue de medios tanto humanos como materiales descuidando otros lugares de la nación, lo que sin duda requeriría ampliar la base de conscripción que no supera actualmente los 9 000 hombres en todas las instituciones.

            Por otra parte, una de las grandes fragilidades que afectan a esta crítica situación es la carencia o lentitud en la certificación de antecedentes de los ilegales, los que desgraciadamente han sido trasladados a otros lugares del país por buses particulares o con recursos del servicio jesuita de inmigración, difundiendo este flagelo a todo el territorio nacional. Toribio, estima la urgente necesidad de establecer zonas de acantonamientos (en Qatar construyeron un estadio con 1974 conteiner) debidamente equipados con medios para pernoctar, subsistir y asistencia sanitaria, manteniendo a los ilegales hasta que se culmine el proceso de certificación antes citado, lo que obviamente también requerirá el reforzamiento de personal en investigaciones, aduanas y sanidad, entre otros, medidas que debían haber sido previstas con anterioridad. Pero las anteriores sugerencias no surtirán efectos mientras no se modifique la ley, de manera de inhibir a jueces y fiscales que la interpreten a su pinta y hagan factible en forma rápida y expedita al Estado expulsar a las personas que delinquen o cuenten con antecedentes penales, lo que no será difícil si existe realmente voluntad de hacerlo. En Chile se han aprobado leyes en 24 horas cuando van en beneficio de los señores políticos.

 

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

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