Colmados de odio y la venganza
La nueva normalidad ha ido permeando lenta pero profunda y progresivamente la vida de los chilenos. La drogadicción, secuestros, asesinatos, turbazos, portonazos, encerronas, sicariatos, comercio ambulante y un largo etc., formando parte del crimen organizado son nuestros principales productos de exportación debido a la inmigración ilegal desatada gracias al gobierno de Bachelet, que siguiendo a pie juntillas la agenda 20-30 impuesta desde la ONU, han pasado a formar parte de nuestro diario vivir. Los chilenos no protestamos, nos callamos y damos paso, sumándonos al laissez-faire y al laissez–passer del Supremo Gobierno y de los señores políticos que se entretienen en un proceso constitucional, por de pronto ilegal y que solo le interesa a ellos, por cuanto nunca ha sido una prioridad para los compatriotas como ha sido probado en dos referéndum.
Y en medio de esta presunta y
perversa normalidad nos encontramos con jueces y fiscales que echan por tierra
el esfuerzo de las policías amparando una puerta giratoria que incentiva a
delincuentes a perseverar en su “trabajo” diario. Súmese a lo anterior, una
situación que ha sobrepasado todos los límites de la cordura, profanando el
sentido más estricto y amplio de la justicia, persiguiendo a ex miembros de las
Fuerzas Armadas, de Orden y Seguridad por situaciones prescritas, bajo un
sistema obsoleto e injusto, que no dejaremos de repetir, carente de un
debido proceso, no observancia de la amnistía y de los tratados internacionales ─con
los cuales hacen gárgaras─ ni de la
prescripción de los delitos; negativa a las disposiciones pro reos, aberraciones
judiciales, inequidades y ficciones jurídicas, etc.; en suma, de cuanto vicio
pueda existir en este ámbito.
No
es difícil adivinar quiénes son esos pseudos seguidores de Temis o Justitia.
Ministros en visita para causas de DD.HH., de Cortes de Apelaciones e
integrantes de la Corte Suprema, en especial de la 2ª. Sala Penal, que guiados
por su ideología o pretensión de alcanzar los más altos cargos, no trepidan en
vulnerar conscientemente el “juramento de
desempeñar leal y honradamente la profesión” previo a ser investidos como
abogados.
Toribio
en una reciente visita a Punta Peuco y Colina 1 ─pendiente desde la pandemia─
ha podido constatar el deplorable estado de salud de quienes llevan largos años
de condena, lo que además se refleja en el aspecto físico de sus camaradas a
simple vista. Cabe señalar que dada la “febril actividad” de estos pseudos
jueces el hacinamiento en ambos penales ha llegado a su máxima expresión, al
destinarse lugares de visitas, comedores, enfermería e incluso cocinas, para
recibir a nuevos internos, lo que además ha afectado el régimen de visitas y el
confort para departir con ellos.
Me comenta además que Pepe Grillo no lo deja “ni a sol ni a sombra” que lo persigue a
todos los rincones de su isla paradisiaca respecto a una eventual y rápida
solución, que él la tiene, a lo que el asceta responde que no existe, porque la
justicia está prostituida por jueces, fiscales y abogados ideologizados que
solo buscan la venganza producto de un
odio que ha hecho raíces imposible de erradicar; que los chilenos son unos mal
agradecidos y que por tal razón se enfrentarán tarde o temprano a sufrir aún
más las consecuencias de su anomia, insensibilidad y falta de solidaridad; que de
los políticos ya nada se puede esperar, independiente de sus colores; y de las
instituciones armadas por razones obvias tampoco después de la experiencia
sufrida y porque las “papas no están para caldo”, menos aun cuando ya se han
observado ciertas debilidades. Toribio enfatiza que le ha refutado a Pepe
Grillo con los mismos argumentos y que este insiste en que actualmente hay mano
de obra barata y con probada experiencia producto de la inmigración que estaría dispuesto bajo ciertas consideraciones
a ser parte de la solución.
Y hasta cuándo prevalecerá el sistema procesal penal antiguo? Quién le pone el cascabel al gato?
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