domingo, 3 de diciembre de 2023

208.A TRECE DIAS DE DECIDIR EL FUTURO

 


Toribio y la Constitución 2023. Parte 6.

 

9.       Palabras finales.

 

  Toribio agradece a aquellos que importunó durante estas últimas semanas a través de estas columnas, animado tan solo por el interés de hacer partícipe a quienes no hubieren tenido la oportunidad de estudiar y/o leer el proyecto constitucional a plebiscitar el próximo 17 de diciembre; o que habiéndolo hecho, podría despertar interés la opinión de un tercero. No escapará al criterio de sus lectores que las observaciones expresadas no reflejan un análisis académico ni menos docto, sino más bien algunos aspectos de sentido común que le merecieron especial atención. Tampoco hubo intención en inclinar la balanza o mover la aguja en un determinado sentido, respetando en todo caso la decisión que a esta altura ya todos seguramente  la han tomado, por el contexto de algunos mensajes recibidos.

He hecho un esfuerzo en no contaminarme con las opiniones duras tanto de un sentido como de otro. En especial del sector de la derecha, con el cual me siento más identificado. No he comulgado con las 50 razones de Hermógenes Pérez de Arce ─ni siquiera las he leído─ como tampoco los largos videos de Vanessa y algunos de la “Tere”. Sí, he leído y escuchado editoriales y columnas tanto a favor del Apruebo como del Rechazo, las que en todo caso no influyeron en mis observaciones, encontrando sentido en unos y otros, lo que es lógico, porque nunca una Constitución va a satisfacer todas las necesidades y gustos.

Confieso si, que en mi ya larga trayectoria de vida y partícipe en todas las elecciones y plebiscitos que me han tocado vivir, nunca había constatado un nivel tan grande de incertidumbre como en el presente caso, lo que  es percibido en todos los estratos de nuestra sociedad. No quiero ahondar en las razones específicas, pero sin duda que la aguda crisis social, política, económica y la inseguridad que sacude a nuestra nación, con un nivel de violencia y corrupción jamás esperado ─ni siquiera vislumbrado─ ha hecho presa de todos nosotros y bajo esas condiciones enfrentaremos una de las decisiones más importante de las últimas décadas y que definirá nuestro futuro para los próximos cuarenta o cincuenta años. Los que cruzamos la barrera de los 80, seguramente no alcanzaremos a percibirlo, por ello la importancia de la decisión a tomar pensando en el bienestar de nuestros, hijos, nietos y próximas generaciones más que en el presente.

La Constitución de 1980 independiente de todas las críticas, en cuanto a su origen tardó 7 años en su estudio y luego su aprobación fue sometida a plebiscito. En los últimos 4 años se han estudiado dos proyectos y en el actual, desde la elección del Comité de Expertos, Consejeros Constitucionales, estudio y discusión no alcanzó siquiera a un año calendario, dejando tan solo un poco más de un mes para que la ciudadanía se informara. No creo que supere al 5% de los electores que haya siquiera hojeado el texto, que por su extensión era un poco menor a las antiguas guías telefónicas.

 A no dudar que, este largo periodo con ambas campañas plebiscitarias a que hemos sido llevados a un acto ausente de las prioridades augurando que sería la panacea para los problemas tanto sociales como económicos, sin embargo, ha contribuido a acentuar nuestras diferencias haciendo cada vez más difícil la anhelada reconciliación que estos mismos promotores han venido cacareando por años, con pleno conocimiento que las dificultades que angustian y agobian a los más pobres no serían resueltos por una nueva Constitución. Y es así, como se ha desnaturalizado el centro de gravedad y nos encontramos nuevamente siendo utilizados por los partidos que luchan por conquistar el poder ofreciendo el oro y el moro. Los “señores políticos” ─como diría a quien hoy muchos echan de menos─ unos pocos de aquellos pero influyentes no quedaron conformes con el resultado del anterior plebiscito de salida, y contraviniendo expresamente lo que decía la Constitución vigente se dieron maña para modificarla y atribuirse prerrogativas de las que carecían.

Toribio, así al ojo, cree que cualquiera que sea la instancia vencedora, será por muy escaso margen. La mayor parte de los chilenos que concurran obligatoriamente a votar lo harán porque están aburridos, hastiados y cabreados y les tinca una opción producto de la mayor propaganda a que han estado sometidos; o lo que le han dicho sus compadres, jefes, familiares, o amigos después de una pichanga de fútbol en el negocio clandestino de la población.

Después vendrán las lamentaciones. He visto solo en tres oportunidades la propaganda electoral y es más de lo mismo de lo que han estado difundiendo las cadenas sociales. La propaganda “En Contra”, elaborada por todos los partidos que apoyan al Gobierno, a juicio de Toribio ha sido una de las más burdas y mentirosas de que haya conocido. De los que representan a la Derecha y están por esa opción, no hay participación alguna. De la publicidad “A favor”, con todo respeto, se me ha semejado a las ofertas de un Cyber Day. Que dinero más mal gastado que financiamos todos los chilenos.

En medio de esta incertidumbre y bajo un clima de delincuencia nunca antes visto, concurriremos a votar. Por un lado se dice que si la Derecha opta por la opción En Contra, estarán haciéndole el juego al Partido Comunista que la  ha tomado como una bandera de lucha y sacará provecho de ello; que la Constitución vigente al continuar por no aprobarse el proyecto sería muy fácil de modificar al haberse reducido a 4/7 el quorum necesario, además de un glosario de aspectos negativos en relación con la propuesta.

Por su parte, la opción A favor además de las todas ventajas que sus partidarios defienden, requiere de un quorum de 2/3, lo que le da mayor estabilidad, lo que es efectivo; y por otra parte, que con esto se cierra el proceso, argumento que el oficialismo ha afirmado. Toribio lamenta disentir de ello, pese a que el rey de los “pitutos” en los medios ─no se pierde uno─ el ex ministro Vidal lo ha refrendado; al igual que un conjunto de partidos ha declarado que suscribiría un documento reafirmando dicho propósito. Pero como todos los días se echan al saco la Constitución y las leyes, ese compromiso no tiene ningún valor. La razón es muy clara, cualquiera que sea la opción vencedora el Partido Comunista y su comparsa, no cejarán hasta provocar una Asamblea Constituyente haciendo uso de otra Protesta Delincuencial, llamada erróneamente Social; y que el insoportable abogado Stingo y el alcalde comunistas Jadue ya anunciaron. 

Para quienes optan por la opción A Favor, deben tener claro que este proyecto constitucional es nulo desde su origen, conforme lo estipulan los artículos 5 y 7 de nuestra Constitución: La soberanía reside esencialmente en la Nación (….) Ningún sector del pueblo ni individuo alguno puede atribuirse su ejercicio. Ninguna magistratura, ninguna persona ni grupo de personas pueden atribuirse, ni aun a pretexto de circunstancias extraordinarias, otra autoridad o derechos que los que expresamente se les hayan conferido en virtud de la Constitución o las leyes. Todo acto en contravención a este artículo es nulo y originará las responsabilidades y sanciones que la ley señale”. Y es lo que hicieron los cocineros de la Derecha e izquierda para llamar a este proceso y modificar la Constitución, adjudicándose atribuciones de las que carecían. El no haber considerado un plebiscito de entrada como en el anterior proceso deslegitima todo lo obrado.

En igual sentido, el volumen de leyes para su implementación como Toribio mencionó en el blog anterior demandará varios años en su discusión y aprobación pese a los plazos establecidos, lo que ya se ha hecho un hábito en nuestro Congreso. Tampoco debe omitirse que hay plazos -5 años- que abarcará otro Gobierno, como por ejemplo, el relativo a la protección de las fronteras. No se puede esperar la creación a una Policía Fronteriza para poner término a la inmigración ilegal sin adoptar medidas inmediatas; amén de otros, como la cantidad de recursos para satisfacer las enormes demandas sociales. No será factible a ni a corto ni a mediano plazo, más aún cuando no se ha hecho ningún esfuerzo para disminuir el sector público sobredimensionado y que con este proyecto crecerá aún más.

Para los amantes de la libertad, sentimientos que creo debe ser universal, Toribio se permite recordar que mediante el artículo 23.1 del nuevo proyecto, mediante una ley, es decir la simple mayoría de los parlamentarios presentes en sala se pueden restringir o limitar cualquiera de los 37 Derechos y libertades fundamentales, omitiéndose lo que expresamente establece la constitución vigente, que tal limitación solo es factible en los casos que ella autoriza (Art.19.26); lo que el nuevo proyecto en su artículo 16 excluye. Esta modesta pluma ha coincidido con distinguidos abogados de la plaza e incluso con un expresidente del Tribunal Constitucional.

“To be or not to be. That is the question” como expresara un viejo amigo hace más de 500 años. Toribio, fiel a la educación dada en su hogar, hecha carne en su Escuela Mater y acrisolada a lo largo de su carrera actuará en conciencia. Recordando a un viejo crack  de futbol “que gane el más mejor” para nuestro querido Chile. I’am sorry my dear friends

Y parodiando al viejo Arnold. “hasta la vista, baby”

 

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

 

1 comentario:

  1. Gracias Toribio por tus siempre inteligentes y bien informados comentarios.
    Pienso que te asiste mucha razón en tu análisis y en lo que dices, sin embargo
    y poniendo en la balanza los pros y contras del próximo plebiscito votaré A FAVOR
    a ver si de una vez por todas podemos doblar la página.

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