martes, 23 de enero de 2024

215. SE SUMAN VOCES CALIFICADAS

 


Mediocridad Judicial Grosera.

            El adjetivo con que Toribio inicia la presente columna no es de su autoría, sino, es uno de los tantos adjetivos que utilizó José Tomás Jocelyn-Holt Letelier, en un reciente artículo. Su autor, es un egresado de derecho, exdiputado de la Democracia Cristiana y ex candidato independiente a la presidencia de la república, en el 2013. Como habrán comprobado mis valientes y pacientes lectores, la pluma de Toribio últimamente ha estado orientada en defensa de sus camaradas de armas sometidos a una draconiana e injusta persecución judicial, la que podría ser considerada como efectivamente lo es muy parcial en defensa de quienes son víctimas de la prevaricación de jueces y fiscales. Por las razones antes señaladas y con el objeto de incorporar argumentos no teñidos institucionalmente y para una mayor objetividad, Toribio transcribirá en forma fidedigna la visión del columnista, llevándolo desde el “modo twitter” como era el original, tipo taquigrafía a un modo Word, para su mejor lectura. Debido a su extensión y a fin de no agotar a los lectores, se presentará en parcialidades. El uso de negritas y letra cursivas están el texto original.

                Con esta columna, Toribio se suma a la fuerte y valiente campaña que desde hace años realiza  la esposa del coronel Julio Castañer, afirmando la inocencia de su esposo; en la personificación más inequívoca de la “esposa del soldado” como nos legara el viejo poeta militar Santiago Polanco Nuño.

                ´José Tomás Joselyn-Holt, escribió hace unos días:

    Entre desmoralizado e indignado recibí este fallo a las 17.30 hrs. del viernes pasado. No quise reaccionar hasta leerlo y ordenarme mentalmente. Pero es ignominioso por 7 razones y quiero ponerlas por escrito para que sirva a quien quiera leerlo y como referencia para el futuro. Quiero contextualizar el dilema jurídico y político del fallo por el caso Quemados.

1.             Seis fallos en 38 años (1988, 1991, 1994, 2019, 2022 y2024) está lejos de ser una larga búsqueda de justicia, sino de cómo grupos han pretendido usar el Poder Judicial políticamente para mantener heridas abiertas y mantenerlas como recursos de poder. No existe otro caso parecido. Si algo demuestra lo anterior es que el Poder Judicial chileno no sabe cómo tratar este caso y como se ha prestado para la presión de grupos que lo quieren usarlo con otros fines. De otro modo, hubieran valorado el esfuerzo de jueces como Alberto Echavarría Lorca, Alberto Chaigneau, Adolfo Bañados, Mario Garrido Montt, Eleodoro Ortiz y Eugenio Velasco. Hubieran sido 6 fallos consecutivos y no contradictorios. Y si tanta disputa hubiera habido sobre los hechos, es curioso que el caso nunca tuvo más que una sola reconstitución de escena, en 1986. Ni Carroza lo hizo ni la C.A. (Corte de Apelaciones) ni nadie después del 2015.

 2.            La Suprema se dispara al pie al echarse la cosa juzgada en democracia, como hace. Lo hace por arriba y por debajo. Abre la posibilidad que tribunales inferiores revoquen sus fallos y le entrega a la C.I.D.H. (Comisión Interamericana de Derechos Humanos) garantías de que pueda hacerlo en la causa que sea. Esto es una pretensión de grupos desde 2019, cuando Lamberto Cisternas era vocero de la Suprema en el caso Narín Catrimán y, como toda moda judicial, seguirá el ciclo político. Hoy ese ciclo recela de dar competencias a tribunales internacionales y mientras la Corte Suprema juegue ese juego, estará animando el péndulo en Chile hacia un radicalismo anti-onunista y anti-multilaterista y sus instituciones.

  Fue una de las razones de porqué el A Favor perdió el 17 de diciembre y el Rechazo de Salida se impuso el 4 de septiembre de 2022. Los grupos que buscan esta jurisdicción universal hoy no cuentan con la legitimidad política para forzar fallos como este, y la Suprema pondera mal el ciclo de la opinión pública dominante. Termina poniendo en jaque lo que intenta vender. La manera como el fallo hace copy-paste de los casos de la C.I.D.H. el 88; el de Carpio Nicolle y otros vs. Guatemala el 2004; el de Almonacid Arellano vs. Chile, el 2006; y el de Norin Catrimán y otros vs. Chile, el 2014, demuestra una mediocridad judicial grosera para resolver un caso con 6.000 fojas y con la complicidad como este y que merecía otro trato y consideración─. Yo quiero ver cómo reacciona ese Poder Judicial cuando el clima local exprese presiones por denegación de la justicia, al haber endosado su responsabilidad ─en el caso que sea─ a entes extranjeros sin responsabilidad democrática. Será tan severo como el desprestigio por como esos jueces negaron el recurso de amparo en dictadura.

Los jueces chilenos siguen modas y nunca asimilan cuando se les vuelven en contra. Jubilan y sienten que mueren validados. Muy por el contrario, acaba de morir Ricardo Gálvez y nadie lo va a echar de menos. Tampoco nadie a Brito ni tampoco a Daham. Nuestra Suprema no tiene penalistas destacados en la 2ª sala ─desde la muerte de Cury y la jubilación de Kunstemuller─ para que alguien eche de menos al resto y se tranquilice con los que quedan o reemplacen.

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

 

                                                         JULIO CASTAÑER ES INOCENTE

 

Ruego difundir Urbi et Orbi

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