El pozo séptico de la justicia
Parodiando a dos distinguidos académicos que citaron a Platón en los diálogos de La República con respecto al significado de la justicia, Toribio, modestamente no puede menos que subirse al carro de la referencia “De que justicia estamos hablando” y no tan solo por lo que arrojan las encuestas, en que un 65 % de los chilenos considera que en Chile no se tiene asegurado un proceso judicial justo, medición que es absolutamente insuficiente, si ella se hiciera en el ámbito de las Fuerzas Armadas en retiro, afectos exclusivamente a un sistema obsoleto no vigente en Chile desde el año 2000, donde las funciones de investigar, procesar, formalizar y acusar estaban en manos de una misma persona. Labores que en el actual sistema están absolutamente separadas, confirmando que en Chile no todos somos iguales y no estamos afectos a la misma justicia. Lo anterior ha permitido a jueces corruptos e ideologizados volcar su venganza en quienes hace 50 años en cumplimiento a órdenes superiores lograron erradicar la subversión y el terrorismo, pasando por alto todas las normas vigentes en cuanto a un proceso justo, haciendo de la prevaricación y de las ficciones jurídicas un arma incontrastable, encontrando eco con el mismo criterio en las Cortes de Apelaciones y la Corte Suprema, en especial en la Segunda Sala Penal, bastión al que la mayor parte de jueces y ministros aspiran para gozar de una remuneración envidiable, una carrera que se prolonga hasta los 75 años, con autos fiscales y conductores que pagamos todos los chilenos, independiente de que muchos de estos letrados, sentados en verdaderos tronos de fino cuero y noble madera, cuales agotados reyezuelos se duerman en las audiencias.
Hace pocos días una desconsolada
madre escribía que su hijo de 18 años mientras cumplía su Servicio Militar en
La Serena, en octubre del 2019 y a causa del estallido delincuencial integró
una patrulla para el control del orden
público, donde resultó herido de muerte un joven de 26 años mientras delincuentes
asaltaban un Supermercado. Considerado inicialmente como testigo, sin habérsele
peritado su arma fue encontrado culpable y el descriterio de jueces, enajenados
mentales, sin el mínimo criterio y sentido común lo condenaron a 10 de prisión,
que hoy cumple junto a delincuentes comunes y avezados en ese lugar. Y así
pretenden que nuevamente los militares salgan a control del orden público. Toribio,
espera que los mandos institucionales no cedan a las presiones políticas hasta
que no se otorguen las garantías correspondientes, a riesgo que se les
considere que deliberan y… ya va siendo hora que lo hagan. Pero este no es un
caso aislado, en Colina 1 y Punta Peuco hay ancianos que superan los 68 años,
que hace 50 años hacían su S.M.O. La discusión de las RUF, solo es una excusa de los políticos para decir que ellos cumplieron, cuando saben que serán
impracticables y los militares volverán a pagar los platos rotos. Cinismo e
hipocresía.
Sin embargo, el estiércol de la
justicia cuál alfombra de petróleo que se extiende después del naufragio de un
carguero, no solo cubre con su manto de putrefacción a parte de los jueces sino
que alcanza hasta el Ministerio Público, como el ex Fiscal Nacional Abbot,
compañero de lides con la comandante Claudia, que ocupó dos veces de la
presidencia de la república; la fiscal Chong, que procesó a un joven
carabinero, a quien le atribuyó las fuerzas del Hombre Verde para lanzar a un
delincuente que huía por sobre las rejas de un puente del río Mapocho, pese a
los videos que demostraban lo contrario; la misma que se abstuviera de
investigar las platas ilícitas llegadas desde el extranjero para financiar la
campaña de Bachelet; y otros largo de enumerar. En Chile, siempre afirmábamos
que los males que existían en otras sociedades no llegarían a nuestro país. Así
pasó con la droga, no solo en su consumo
sino en comercialización e incluso en la producción; el narco terrorismo; el
crimen organizado que asola nuestras ciudades, con sus brazos que lo permiten,
como lo es la “mexicanización de la justicia”
Actualmente se investiga a dos
abogadas que en la ciudad de Los Ángeles se dedicaron a defender a los
narcotraficantes y al crimen organizado, Susana Cortés, esposa del Defensor
Local Jefe de la Defensoría Penal
Pública de Los Ángeles, Patricio Gutiérrez Marinao; y Andrea Romero Jara,
casada con el fiscal adjunto de la Defensoría Local de los Ángeles, Rodrigo Durán
Fuica, que defendieron a un sicario venezolano, Moisés Bastardo Bastardo, que
armó una cacería humana, acusado de cinco asesinatos frustrados y lograron que
saliera absuelto; y felizmente, sin éxito a los hermanos Corvalán, integrantes
del clan Los Corbatas que había sembrado el terror en dicha ciudad. Se sospecha traspaso de informaciones y de
regalos de los narcos a funcionarios públicos, lo que ha dado lugar al
allanamiento de las oficinas de la Fiscalía de Los Ángeles y de los bufetes de
las citadas abogadas.
Aló, perdón, eres tu Pepe Grillo.
¿Qué pasa?
─ ¿Qué sacas con
escribir estas columnas? ¿Tú crees que servirá de algo? La solución es otra,
amigo.
─ Estoy claro que
no tengo la solución. Pero no puedo hacerme partícipe de la anomia que envuelve
a nuestra sociedad, incluso a nuestros camaradas. Por lo menos quiero estar con
mi conciencia tranquila. Yo no tengo un batallón ni una brigada para arremeter
contra los tribunales como en otros países, por el desquiciamiento de la Justicia, corrupta e ideologizada; ni contra
jueces que han afirmado que el Regimiento Tucapel era un centro nazi de
exterminio y condenaron con cadenas perpetuas a una veintena de hombres solo
por pertenecer al Ejército, ante el silencio imperturbable de quienes deben que salir a defenderlo; y las Cortes como si
nada, como fuera de lo más normal. Mi única arma es este simple teclado que
trata de sensibilizar a quienes lo lean y lo difundan.
Ayer visité Colina 1. Que lejos está
del que conocí hasta el año pasado. Hoy es un centro de hacimiento de ancianos,
donde los comedores, enfermería y cocinas han sido habilitados por más de cien
camaradas, como dormitorios, tapados con simples cortinas, donde la carencia de
servicios higiénicos dada la extensa población constituye un gran problema; algunos
internos dada sus enfermedades y ancianidad, muchas veces se orinan en los
pantalones haciendo cola para ocupar un servicio y…quizás más. ¿Cómo será en el
futuro invierno ante las lluvias y el intenso frío, se suspenderán las visitas
y habilitarán los corredores como comedores para los internos?
Humillante e indignante. Para estos
viejos soldados no existen los derechos humanos. Ni nadie que los defienda,
solo condenados a morir enfermos y abandonados. El pago de Chile.
FERNANDO HORMAZABAL
DIAZ
General de Brigada
(R)
La pura y santa verdad. ¿Dónde están los chilenos y empresarios que rescataron sus bienes gracias al gobierno militar? Dónde están los que aplaudieron la intervención militar? ¡Y ahora de nuevo pidiendo la intervención de los militares! Váyanse a la punta del cerro! !
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