El ideologismo e ignorancia tienen su límite
Los seguidores
criollos del gramscismo creían que todo estaba cocinado con respecto al
monumento del general Manuel Baquedano, después que hordas de delincuentes e
ignorantes, amparados por quienes hoy nos gobiernan, en octubre de 2019, atentaron
y violentaron la figura ecuestre y la tumba del soldado desconocido,
pretendiendo a través de ello volcar su repudio a la institución y a la
autoridad que ejercía el poder; no ajenos a esta ignominia estuvieron
intelectuales “progresistas” que la justificaron por constituir un símbolo de
opresión y por su participación en la Pacificación de la Araucanía, lo que
obligara a su remoción momentánea para su restauración.
Fue el pueblo de
Chile que, hace cerca de 100 años, reconociendo en su comandante en jefe al
ejército victorioso de la Guerra del Pacífico, erigió un monumento en su
memoria mediante erogaciones públicas, y en virtud de una ley el lugar desde el
cual pretenden hoy defenestrarlo en forma definitiva. Pero, felizmente, ante
las insólitas, improcedentes y confusas versiones del Consejo de Monumentos
Nacionales (CMN) sobre la decisión de cambiar de ubicación al citado monumento,
la opinión pública en forma generalizada ha expresado su molestia ante dicha medida,
por carecer además de atribuciones y merecer incluso objeciones de exmiembros
del CMN, de académicos y de ex miembros las FF.AA.
La solicitud de
su retir0 en forma definitiva hecha por el MOP, según lo expresó la Directora
Nacional de Arquitectura, Loreto Ward: “acogiendo
una sugerencia del Ministerio de Defensa y el Ejército,” ha sido desvirtuada
por el ex jefe de departamento cultural del Ejército y exconsejero del CMN,
Eduardo Villalón. En vista de lo anterior, desde el Consejo se han visto en la
necesidad de aclarar que la futura ubicación -para lo cual requerirá de una ley-
aún no se ha votado, sino lo aprobado fue la necesidad de restaurar el plinto.
A “ojo de un buen cubero” no parece ser necesario remover de su sitio para
dicho objetivo. Todo pareciera indicar que existiría un mayor interés político
en su remoción que las consideraciones de orden técnico y de seguridad,
conducta que no sería extraña, pues con anterioridad el CMN autorizó la
remoción de la estatua del general Juan Mackenna desde la Plaza Inés de Suárez,
sin haber consultado a sus gestores que la financiaron y erigieron, entre los
que estaban miembros de dicha familia, el Ejército y personal en retiro de la
institución, por lo que Toribio, recomienda hacer un esfuerzo a algunos
consejeros para que se empapen de nuestra historia
Con respecto al
retiro del plinto para su restauración, es conveniente acoger la opinión de
profesionales expertos, quienes sustentan que el gran volumen del conjunto
histórico, “equivale a un edificio de
tres pisos, constituido por la tumba del Soldado Desconocido y su zócalo de
gradas; el plinto que sostiene la escultura ecuestre, la escultura de la Gloria
y los bajos relieve de las batallas de Chorrillos y Miraflores; y la efigie
antes nombrada”. Y teniendo en consideración que es una estructura maciza, de gran envergadura, cuyo traslado
implica intervenir una obra patrimonial de alto valor histórico, que requieren
ser tratados con el debido respeto y consideración, pareciera lo más lógico
restaurar en su lugar.
La imagen del general Baquedano no solo representa al líder, sino a los miles de chilenos que concurrieron al toque del clarín y rindieron su vida en los campos de batalla. Su eventual cambio de ubicación constituiría una nueva injuria y un respaldo a quienes la agraviaron y ultrajaron, además de la constar la imposibilidad de garantizar el estado de derecho; un símil a lo que está sucediendo con el cierre de algunos accesos a estaciones del Metro.
Urge por lo tanto, que las más altas autoridades competentes emitan su opinión al respecto, a fin de poner fin a esta suerte de infortunio producto de declaraciones desafortunadas y de facultades carentes de atribuciones del CMN, asumiendo en consecuencia sus responsabilidades y el juicio histórico.
Fernando
Hormazábal Díaz
General
de Brigada (R)
Muy oportuna carta. Un excelente resumen de la situación.
ResponderEliminarUna vez más y como siempre, usted llama a las cosas por su nombre. Yo agregaría que la causa final es la degradación definitiva de quienes dirigen el país, acorde con una degradación de la sociedad que carece absolutamente de principios y de la cual provienen “los elegidos”. Incompetentes, inmorales y en gran cantidad “delincuentes” que han copado los poderes del Estado.Los escándalos conocidos son sólo la punta del témpano, las cabezas que tácticamente ofrecen para brindar una apariencia de honestidad y salvar la propia. Miserables que no están ni a la altura de los cascos del caballo del General Baquedano, sino más próximos a las heces del mismo. Lo triste es que “los pueblos tienen los gobiernos y autoridades que se merecen” y un pueblo que carece de Dios, de ley, de principios morales y que perdió la vergüenza y el respeto por sí mismo y los demás, está condenado a un trágico destino.
ResponderEliminarEstoy completamente de acuerdo: el ideologismo y la ignorancia, tienen su límite
ResponderEliminarSólo un gobierno ignorante e ideologizado al extremo puede permitir que al General Baquedano, uno de nuestros mayores héroes, reciba la afrenta de no respetarse la ubicación del hermoso monumento que la ciudadanía de otra época le erigió. Mi abuelo médico, recién recibido, se alistó en el Batallón Sanidad del Ejército y participó en la Guerra del Pacífico y esto me toca en lo personal.
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