sábado, 12 de abril de 2025

298. ¡COMO EL COLO COLO NO HAY!

 


All Right

    Toribio no pensaba algún día escribir sobre este tema, pero le toca muy cerca de su corazón, por lo que pide excusas a sus lectores y los deja en libertad de acción. Confieso y con orgullo, que mis primeras palabras después de aprender a vocalizar mamá y papá, fueron Colo-Colo. Influido por mi hermano mayor, a quien siempre quise emular, gran atleta, jugador de futbol, colocolino de corazón y ya adulto arbitro FIFA. De muy niño me llevaba al estadio Nacional a ver jugar al club de sus amores y que obviamente ha sido y es el mío. Y yo un poco mayor, siendo aún niño, cuando aprendí a movilizarme iba al estadio con mi hermano Gastón, dos años mayor que yo. Al regreso como nos habíamos gastado el peso -$1- que costaba el carro 36, nos veníamos colgado en la parte trasera externa. Eran los tiempos de hace más de 70 años en que ir a ver el futbol era una fiesta familiar, en especial los clásicos universitarios con las presentaciones de las barras que eran un espectáculo extraordinario.

    Hoy día con los clubes convertidos en sociedades anónimas, gracias al lobby de empresarios con los señores políticos, este deporte se ha desvirtuado convirtiéndose en un gran negocio y a veces negociado, con remuneraciones jamás soñadas y no solo para los jugadores sino para lo que han puesto monedas en este “emprendimiento”. Lo que no tendría nada de particular siempre que no descuidaran todo el entorno asociado. Lo acontecido el día jueves en el partido de futbol de Colo-Colo con el club Fortaleza, no solo fue vergonzoso, sino escandaloso. Visto a través de todo el mundo, y desgraciadamente trágico con la muerte de dos jóvenes inocentes, producto de enajenados mentales, delincuentes, provenientes del hampa y lumpen; que secuestran buses de la locomoción colectiva, asaltan las estaciones del metro, convocan al sector de “avalancha”, arrasando con todo a su paso, pasando por encima de vallas y guardias supuestamente de seguridad, sin equipamiento y preparación alguna, que aceptan la pega arriesgando sus vidas por unas pocas lucas. 

    Estos infelices dicen ser colocolinos, muchos integrantes de la Garra Blanca, en un tiempo  -no sé si ahora- financiada por las mismas directivas. De otra manera no se explican conductas similares en Mendoza hace unos años. Vayan Uds. a preguntarles quien fue David Arellano o los hermanos Robledos; son los mismos orcos que atentaron contra las estatuas de Baquedano y de Arturo Prat, no cabe duda alguna que muchos son parte del crimen organizado.

    Si lo acontecido fuera del estadio fue criminal, dentro y en la cancha fue repudiable. Ver a hordas enajenadas rompiendo todo a la vista y tratando de agredir a los jugadores de visitas; sacarse una selfie con algún jugador u obtener una camiseta. Súmese a todo lo anterior, el tremendo daño para los vecinos del estadio que en cada partido o “banderazo” deben quedar presos en sus casas, sufrir apedreamiento en  ellas; víctimas de robos o destrucciones de sus automóviles, hasta tal punto dejarlos encadenados a un árbol para evitar la sustracción. ¿Se pudo haber evitado? Obvio, hace 35 años hubo una primera muerte, se dijo que nunca más, se sacó la Ley de Estadio Seguro, luego otra muerte y esta es la tercera. ¿Nuevamente "nunca más" una muerte? Y como no podía faltar, Carabineros con sus limitadas facultades para actuar preventivamente ante una situación como esta, igualmente fueron agredidos y ahora considerados imputados, con un futuro incierto si le toca un fiscal como la Chang.

        ¿Qué han hecho en general los clubes para invertir en seguridad y en métodos modernos audiovisuales para el control de los ingresos como en otras latitudes? ¿Qué han hecho las autoridades para exigirles a los clubes? Nada. Es más fácil culpar a Carabineros. El Delegado Presidencial -el mismo que usaba una polera matapaco cuando era alcalde de Independencia- solo con dos horas de anticipación a los hechos emitió las instrucciones que debían haberse cumplido con anterioridad, ya que fue informado por el club con fecha 24 de marzo. Por su parte, los alcaldes de la comuna de Macul nada han hecho para proteger a sus vecinos, pudiendo cerrar el Estadio Monumental, tal como lo hacen con una discoteca o un expendio de licores cuando no cumplen.

    A juicio de Toribio, la Conmebol debió haber suspendido el partido, pues los sensibles accidentes ocurrieron dos horas antes del inicio. Ahora Colo-Colo debe ser expulsado de la copa Libertadores, marginar al Estadio Monumental para cualquier partido internacional, además de las sanciones pecuniarias que correspondan. Y por su parte la ANFP, también tiene velas en este entierro en relación con las competencias oficiales, así como el resto de las autoridades .

Colo-Colo, Colo-Colo, el equipo que ha sabido ser campeón
Y en las lides deportivas pone siempre su chileno corazón
Colo-Colo, Colo-Colo, representa nuestra raza sin igual
Por su empuje y coraje en las canchas como Colo-Colo no hay

 

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)


 [p1]

3 comentarios:

  1. Muy acertado el gran Toribio; ningún estamento ha trabajado a conciencia para erradicar el flagelo de la violencia. Una pena y una vergüenza para los millones de hinchas de Colo Colo a lo largo d Chile y repartidos por el mundo.

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  2. Totalmente de acuerdo.
    Como chileno que ha servido a su Patria, no puedo sino lamentar con profunda indignación lo que se ha permitido en nombre del “fútbol popular”. Estos vándalos disfrazados de hinchas, amparados por la inacción de autoridades débiles y cómplices políticos de escritorio, no representan a Colo-Colo ni al deporte, y mucho menos a Chile.

    Este tipo de ciudadanos —si acaso merecen tal denominación— es justamente lo que la Patria no necesita: delincuentes organizados, adoradores del caos, sin respeto por la historia, por los símbolos ni por la vida humana. No aportan, no construyen, no honran a Chile. Son los mismos que quemaron el Metro, vandalizaron iglesias, y destruyeron la estatua de Baquedano. No son “hinchas”, son parte del crimen organizado, y como tal deben ser tratados.

    Lo triste es que mientras Carabineros se ven atados de manos, perseguidos por fiscales ideologizados, estos sujetos actúan con total impunidad. Chile necesita recuperar el orden, la autoridad, la decencia. Y eso no se logra con discursos vacíos ni tolerancia a la violencia, sino con decisiones firmes, responsables y con verdadero amor por la Patria.

    Porque un verdadero Patriota no se queda callado: defiende su bandera, su historia y su gente. Y esta batalla también se libra fuera del estadio.

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  3. El fútbol en Chile murió hace rato. Culpables hay muchos. La ANFP, Pablo Milad y su corte de inútiles y corruptos, los Clubes, Fernando Felicevich y otros agentes de jugadores, por lo general argentinos, en fin, todo huele muy mal.
    Y ahora, aunque mi estimado Toribio se pueda enojar, quiero decirle con toda franqueza que soy hincha del glorioso Magallanes, Manojito de Claveles y detesto a Colo-Colo..!

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299. TECHO DE VIDRIO

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