martes, 18 de agosto de 2020

8. PÉRDIDA DEL ESTADO DE DERECHO. EL ORDEN PÚBLICO

 

Preámbulo

                Estoy consciente que al respecto se ha escrito bastante últimamente, incluso en todos los medios de comunicación -aunque en forma tardía- están tomando el pulso a la grave situación que nos aqueja, “in crescendo”, aunque tarde, más vale tarde que nunca, pues ello informa y orienta a la opinión pública que está recién comenzando a tomar conciencia, especialmente, de la anarquía y terrorismo que reina en la macrozona sur del país. Desgraciadamente, por lo menos en la Región Metropolitana, me he formado el convencimiento que la población ha estado más preocupada de vaciar los anaqueles de las tiendas de plasmas, computadores y línea blanca, antes que empaparse del peligro que encierra una eventual propagación. Después que clamaban por hambre, no especificando de que apetencia se trataba, esta actitud constituye una afrenta a las personas que verdaderamente imploraban por necesidad y afrontar sus deudas.

                Para ponernos en el contexto del tema, recordemos que el artículo 24 de la C.P.E, señala que la autoridad del presidente de la república, que es el jefe del Estado, se extiende a todo cuanto tiene por objeto la conservación del orden público en el interior y la seguridad externa de la República, de acuerdo con la Constitución y las leyes; texto que en el acto de asunción del mando por el mandatario electo ante el presidente del Senado, jura o promete desempeñar fielmente el cargo de Presidente de la República, conservar la independencia de la Nación, guardar y hacer guardar la Constitución y las leyes. Lamentablemente no jura como lo hacen los miembros de las Fuerzas Armadas, de hasta rendir la vida si fuese necesario.

                Continuando en el orden de secuencia al Ministerio del Interior y de Seguridad Pública, a través del respectivo secretario de Estado, en relación con la Seguridad Publica le corresponde una amplia y variada gama de obligaciones, entre otras: proponer las normas y acciones sobre políticas internas para mantener el orden público, la seguridad y la paz social; coordinar con otros ministerios en sus respectivas esferas la seguridad pública y ciudadana; patrocinar, querellas y requerimientos ante los tribunales de justicia por infracciones a las leyes de seguridad interior del Estado, control de armas, antiterrorista y a otras disposiciones legales; participar en el Plan para la Prevención y Combate al Lavado de Activos y al Financiamiento del Terrorismo, como asimismo la gestión de los asuntos que las Fuerzas de Orden y Seguridad Pública requieran para el cumplimiento de sus funciones y que sean de su competencia; etc.

                De lo anterior podemos colegir entonces que los principales responsables del grave deterioro al Estado de Derecho, el aumento progresivo de la delincuencia y el tráfico de drogas a nivel nacional, como el terrorismo existente en la macrozona del sur -situación que el mandatario reconoció cuando postulaba a ese cargo, comprometiéndose a tomar las medidas necesarias para combatirlo y erradicarlo-  ha quedado al igual que en todas las otras promesas en el olvido; en consecuencia, en  primer lugar, el presidente Piñera y luego los ministros del Interior que se han sucedido en dicha cartera, especialmente el ministro Blumel, son los responsables de no cumplir con sus obligaciones. No voy hacer leña del árbol caído, porque además lo hice presente hace varios meses en una carta abierta, que además hice llegar a todos los parlamentarios de la R.M. y de las regiones de Arauco, Bio Bío y de Los Ríos.

                En verdad, no estoy muy optimista en que vayan a existir cambios sustantivos con el nuevo ministro; y no es que desconfíe de sus capacidades, sino que mientras el presidente Piñera no aprecie la delicada situación que vive el país y asuma las responsabilidades que juró o prometió al asumir su cargo y no se desprenda del miedo a ser juzgado por tribunales internacionales -que de todas maneras la izquierda más temprano que tarde igual se jugará por ello- aprovechando el marcado izquierdismo de tales organizaciones de DD.HH,  especialmente por la Alta Comisionada de la ONU, a cuyo pasado frentista jamás renunciará. 

                Es muy difícil llevar un catastro estadístico de los hechos de violencia y terrorismo que asolan a las regiones del sur, porque a diario se suman nuevos incendios, no solo a propiedades particulares y emprendimientos de turismo, pues ya no respetan iglesias, escuelas y municipios; ataques a vehículos y maquinarias, tomas de predios, robo de madera, abigeato, tráfico y producción de drogas, amenazas y amedrentamientos, que no respetan sexo ni edades, sean niños, mujeres o ancianos, incluso de su misma etnia. Y lo más grave e incomprensible es que todo ello sucede bajo un Estado[ de Excepción Constitucional, con fuerza policial y militar presente. Pero ¿cómo? se preguntarán muchos, tanto en Chile, pero especialmente en el exterior. Porque los han enviados con las manos amarradas y como carne de cañón. Es fácil cuando todas las autoridades o la gran mayoría tiene protección personal y no arriesgan su pellejo como a diario lo hacen estos sacrificados funcionarios; amenazados además con la pérdida de sus trabajos o sometidos a la justicia, según aclarara y ratificara el Fiscal Nacional, hace tan solo unos días, tanto a ellos como a los ciudadanos que en completa indefensión han optado por valerse de sí mismos. 

                Para variar las personas más afectadas no son precisamente las empresas forestales, sino pequeños contratistas que han perdido millones de dólares por el incendio, destrucción o robo de maquinarias, lo que por otra parte ha generado pérdida de numerosos empleos, ahuyentando por otra parte la inversión, lo que incrementa la cesantía y la pobreza de una de las zonas más pobres del país ante la absoluta falta de seguridad; tampoco escapan de los narcoterroristas modestos ciudadanos de su misma etnia, que no han querido sumarse a la acción vandálica de quienes dicen representar al pueblo mapuche, los que se sienten envalentonados por parlamentarios de izquierda y medios de comunicación que se omiten en un silencio cómplice, haciendo vista gorda del terrorismo, a lo que no han faltado académicos e intelectuales con columnas en los principales medios escritos, opinando desde la comodidad de sus escritorios u oficinas, sin sufrir las consecuencias de los estragos.

                Los terroristas han aprovechado las condiciones de la falta de Estado de Derecho para aplicar las mismas herramientas que solemos ver en el cine, el impuesto a la protección: si no me pagas, te quemo, te destruyo o te mato. A cambio de no verse afectadas las forestales, éstas les otorgan determinadas áreas de sus bosques para la libre explotación o bien retribuyen con dinero o camionetas, según lo declarado por una dirigente gremial de los agricultores. Producto del abigeato masivo de la zona, en la comunidad Temucuicui -donde Chile ha perdido su soberanía- existe una planta faenadora de carne, cuyo producto es vendido en forma fraudulenta al comercio de Concepción, con lo que se genera un circuito de nunca acabar que incentiva el robo de animales; a esta comunidad también llegarían las armas internadas ilegalmente desde Argentina y otras ingresadas por el narcotráfico. 

                Si bien es cierto que el problema de las tierras es de muy antigua data, pese a las diversas medidas adoptadas por los sucesivos gobiernos, algunas malas, otras menos malas o buenas, es obvio que subsiste, cuya solución amerita un estudio profundo y un trabajo arduo y persistente, con participación de autoridades y de los sectores y personas involucradas, ajeno a la contingencia política, lo que tomará un tiempo no muy breve. Será de vital importancia sí, que quienes representarán oficialmente a las comunidades mapuches, dada las variadas organizaciones existentes -hay muchas cabezas con intereses distintos- se pongan de acuerdo en quienes y la forma en que serían elegidas. Lo anterior no justifica en ningún caso que se siga actuando bajo la extorsión, el vandalismo y el terrorismo, porque ello es ajeno a la causa mapuche. Tiene una clara orientación política, donde no ha faltado el Partido Comunista, el narcotráfico, posible financiamiento externo aun sin precisar; y la influencia de las FARC, de acuerdo a testimonios enviados por autoridades del Gobierno de Colombia bajo el primer periodo presidencial de Piñera, jamás investigados hasta la fecha y barridos bajo la alfombra.

 Fernando Hormazábal Díaz

  General de Brigada (R)

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1 comentario:

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