miércoles, 19 de julio de 2023

187. LA MEMORIA DE LOS 50 AÑOS. II Parte

 

Mis verdades, diferente a como la cuentan otros



    Toribio nos dejó a medio camino, lo exhortamos a seguir y arrellanándose en su sillón continuó:

Los que vociferan en contra del gobierno militar, tanto los que lo vivieron como las nuevas generaciones, se incomodan cada vez que se les recuerda su conducta pasada a los primeros, y los segundos, prefieren caer en el negacionismo que desean imponer por la fuerza a quienes discrepan de sus ideas.

En 1967, el Congreso Socialista en Chillán se quitó la máscara y declaró abiertamente La violencia revolucionaria es inevitable y legítima. Resulta necesariamente del carácter represivo y armado del estado de clase. Constituye la única vía que conduce a la toma del poder político y económico y a su ulterior defensa y fortalecimiento”...llamando a continuación "a destruir el estado burocrático y militar burgués, abandonando las formas democráticas para alcanzar el poder". Ya en 1965 se había creado el MIR como vanguardia leninista de la clase obrera y de las capas oprimidas en Chile que bajo la dirección de Miguel Enríquez se convirtió en el referente más extremo y violento de la izquierda, llevando a cabo las llamadas expropiaciones de bancos, expresión  eufemística para saquear dichas entidades con asaltos y atentados de explosivos con que financiaban sus operaciones subversivas y sus bolsillos.

   A fines del gobierno de Frei la situación se hacía insostenible y sobrevino el Tacnazo liderado por el general Roberto Viaux, quien después de haber enviado una dura y expresiva carta al presidente de la República haciendo ver los graves problemas que afectaban al Ejército fue llamado a retiro, lo que generó en la institución un apoyo general a su persona ante la carencia de un líder que capitalizara las inquietudes y necesidades de la institución por los conductos correspondientes. El hecho culminó con el acto de indisciplina antes citado como la única vía de llamar la atención a las autoridades. Aquí no hubo empleo de violencia, destrucción del mobiliario urbano, ni quema de iglesias ni saqueos a supermercados u hoteles; y mucho menos el empleo de armas. Fue una manifestación absolutamente pacífica.

¿Y tú interviniste? Interpelé.

Por supuesto, aunque no directamente, pero sí en la Escuela de Ingenieros donde prestaba servicios. Debo enfatizar que nosotros no abogábamos por un cambio de gobierno ni tampoco hacernos con el poder, sino de remover al Comandante en Jefe del Ejército ─el general Sergio Castillo─ y al Ministro de Defensa ─el general (R) Tulio Marambio─ a quienes responsabilizábamos por el estado en que se encontraba la institución y contra quienes existía una unánime reprobación a sus gestiones.

    Vinieron las elecciones presidenciales en septiembre de 1970, donde triunfó Salvador Allende en su cuarta tentativa cuya nominación había sido una verdadera cesárea con apenas un tercio de los votos, superando escasamente al Jorge Alessandri por 34 mil votos. Al no existir la segunda vuelta y teniendo que decidir el Congreso, Allende firmó con la Democracia Cristiana el Estatuto de Garantías en el que se comprometía a respetar el estado de derecho. No obstante, más tarde el mandatario confesó al periodista marxista Regis Debrary ─integrante de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia, que luego el mercenario argentino lo “invitó a desligarse” al comprobar que “no tenía cojones” y constituía un estorbo─ que dicho compromiso había sido una maniobra táctica para acceder al poder. 

        Un par de días antes que resolviera el Congreso, el 22 de Octubre, se produjo el intento de secuestro y asesinato del Comandante en Jefe del Ejército, General René Schneider -bisabuelo del actual diputado trans del mismo nombre- por un comando de “niñitos de bien” de la extrema derecha pertenecientes a Patria y Libertad y con la participación del general Viaux  ─acción que repudiamos categoricamente quienes anteriormente lo habíamos apoyado─ con el propósito de evitar que el Congreso se pronunciara en favor de Allende y concitar un alzamiento en las FF.AA.

        Allende una vez asumido su cargo, al poco tiempo todo lo que aseguraba y se comprometía en el Estatuto, como: La libertad de expresión, el sistema nacional de educación, los derechos de los trabajadores y sus organizaciones sindicales, la libertad ambulatoria y su régimen, el refuerzo de la propiedad privada, la limitación de la expropiación irracional, los derechos de las diversas organizaciones sociales y las bases constitucionales de la fuerza pública, etc., fue tabla rasa. Sería lato describir el caos social, económico y político que vivió el país en los 1.000 días de este personaje a quien el clero marxista considera hoy un gran estadista.

       Baste a modo de ejemplos mencionar la usurpación y toma de los campos chilenos, con asesinatos y violación incluida a una agricultora en presencia de sus hijos, que posteriormente se suicidara; los vacunos exportados para crianza eran carneados y asados por las hordas delictuales; el asesinato del ex vicepresidente de la república, Edmundo Pérez Zujovic, por jóvenes idealistas, previamente indultados por Allende; las expropiaciones de fábricas y pequeñas empresas; la creación de su guardia pretoriana, GAP, en la que no faltaban delincuentes y criminales; la internación de un cuantioso armamento bajo la fachada de obras de arte donadas por Fidel Castro, cuya visita por cerca de un mes en nuestro país alteró gravemente la convivencia nacional. Se crearon los Cordones Industriales con organizaciones de trabajadores y sindicatos como una fuerza de choque fuertemente ideologizada para defender la revolución, constituyendo una amenaza permanente a las  poblaciones de las comunas del barrio alto, que obligó a civiles y militares hacer guardias conjuntas nocturnas para cuidar sus hogares, lo que era agotador para quienes estudiábamos en las Academia de Guerra y Politécnica.

      Las momias al colchón y los momios al paredón, eran los eslóganes preferidos de la Brigadas Ramona Parra, Lautaro y otras organizaciones; tiene que morir un millón de chilenos para que el pueblo se comprometa con la revolución y sea realidad, pregonaba José Liendo, el comandante Pepe, marxista leninista, mirista, luego líder del Movimiento Campesino Revolucionario (MCR) que realizó una campaña de toma de propiedades rurales y fundos en la zona de Neltume. Creó una empresa maderera que explotaba los bosques de las propiedades usurpadas, controlando más de 470 mil ha con  el consentimiento de Allende y de las autoridades de la zona. Después del 11 de septiembre fue detenido junto a su banda de criminales, sometido a un Consejo de Guerra y fusilado. Hoy quienes tomaron parte de estos hechos están siendo condenados por la justicia, incluso un oficial de 94 años de edad.

          Todo lo anterior, mientras en la ONU el Che Guevara ─admirado por Boric─  decía “hemos fusilado y seguiremos fusilando”y a sus padres en una carta: “Creo en la lucha armada como única solución para los pueblos que luchan por liberarse y soy consecuente con mis creencias”….Soy un condottieri[1] del siglo XX.

 

 

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

                 



[1] Mercenario, desde finales de la Edad Media hasta el siglo XVI.


 [CM1]

1 comentario:

  1. Tan añoso como Toribio, yo viví y recuerdo cada uno de estos hechos de nuestra historia.
    Me resulta indignante que Salvador Allende, el peor presidente en la historia de nuestro
    país, tenga una estatua en la Plaza de la Constitución y se le siga recordando como un gran
    demócrata, que nunca lo fue y sólo quiso transformar al país en un estado marxista al estilo
    cubano. Un ser despreciable al que la verdadera historia que se escriba en 100 años más
    debería juzgarlo como corresponde, esto es, un ser despreciable, cobarde y vendepatria.

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