¿Y nosotros
que…? ¡Por ahí nomás!
No creo que sea por la falta de Sertralina,
pero me saca de quicios el sentirme incapaz de no poder hacer nada más por
nuestros camaradas que sufren el calvario de pasar sus últimos años de vida en
cárceles, por salvar a Chile de lo mismo que sufre hoy día Venezuela y que
algunos estúpidos e imbéciles se esmeran en repetir la historia. El sentirme negado
de motivar un sentimiento generalizado y decir ¡basta ya, hasta cuando! Me agobia y me angustia el solo pensar que
se pueda caer en una situación semejante. La revolución de 1891 fue realmente
trágica, con miles de muertos, en que ni siquiera los héroes que lucharon en la
guerra del Pacífico y luego cayeron muertos en los combates de Concón y
Placilla fueron tratados con dignidad, sino vilmente masacrados, con una
odiosidad jamás vista. Sin embargo, a los pocos años las leyes de amnistía
fueron capaces de curar las heridas, olvidar las penurias y reiniciar el camino
del respeto y la unidad, que a pesar de las dificultades y piedras del camino posteriores,
nos mantuvieron en paz y armonía por más de 40 años.
Toribio con anterioridad ha aludido a la
crítica situación que viven los ancianos en Punta Peuco, Colina 1 y otros
recintos carcelarios que suman alrededor de 350 personas; pagando facturas
ajenas en los cuales no participaron y ni siquiera presentes, producto
de juicios espurios y magistrados que gozan con la prevaricación, sacian sus ánimos
de venganza y de ascenso en la carrera judicial, además de un beneficioso emprendimiento
para supuestas víctimas y abogados. Del año 2000 a la fecha han fallecido 47
miembros del Ejército; seis de ellos optaron por el suicido ante de aceptar el
ultraje y evitar sacrificios a sus familias. La edad media de los internos es de
73 años, la mayor es de 93, y el menor 59. El 72,5% tiene una edad superior a
los 70 años. Existe un oficial que desde hace tres años está en prisión
preventiva en Arica, sin que el tribunal se pronuncie a la fecha. ¿Es justicia
o venganza? De los últimos fallecidos, uno fue encontrado sin vida en su celda
en la cárcel de Yumbel, de 73 años de edad, desconociéndose las causales. Y el
caso que más ha conmovido originó un recurso de Amparo presentado por la
abogada Carla Fernández contra Gendarmería de Chile, el cual felizmente fue acogido.
El suboficial Luis Fernández falleció el 4 de
agosto, aquejado de un cáncer naso faríngeo con indicación de quimioterapia
en el HMS y radioterapia en el Centro IRAM- adolecía además de una diabetes,
que requiere cuidados especiales, entre ellos, control estricto de insulina, alimentación
y de tratamientos. Desde mayo a la fecha de su fallecimiento fue víctima de la vulneración
de sus derechos humanos por la negligencia demostrada por Gendarmería: Al no
proveer en forma adecuada la atención médica requerida; no contar con medios
para su traslado a los centros de salud oportunamente, que obligaban al
paciente a permanecer largas horas en espera tanto a la ida como al regreso,
sin suministrar la alimentación adecuada, basada en galletas, yogurt y jugos, régimen
alimentario absolutamente insuficiente y no acorde a sus enfermedades, por el alto riego de “descontrol”
metabólico, y a sufrir episodios de hipoglicemia, que pueden ocasionar riesgos
ciertos de caídas, que en personas mayores pueden resultar fatales. No
informar a los familiares de un accidente ─caída─ sufrido en el penal;
descuidar una herida infectada en un dedo provocada en la enfermería; tratar una
herida abierta y sangrante en su espalda por su medicación de quimioterapia y
no haberlo derivado al HMS; cabe señalar que este fue interrumpido por el descuido
de la enfermería al no revisar la ficha médica. Gendarmería dejó sin respuesta en
dos oportunidades el ofrecimiento de atención de una brigada médica voluntaria
y gratuita en el mes de junio, dadas las inclemencias del tiempo y la edad avanzada
de los internos.
Toribio creyó conveniente citar algunos
párrafos de una carta de la hija de un interno cuyas palabras espero surtan
más efectos que las mías: “No hay
justicia justa, solo descriterio e inhumanidad, más aún, que con nuestra voz no
logremos levantarla y peor, sentir que a nadie le interesas escucharla, ya que
siempre sigue siendo más cómodo e interesante la historia de los baños de
sangre y temas del pasado, que hoy en muchos casos están bajo lápida y jamás asumieron.
Mientras mi padre siga preso yo ya no amo a esta patria, la desconozco, no es
mía, no es la nación por la que él paga cada vez más condenas que no alcanzará
a cumplir ni naciendo otra vez (…) pero sigo admirando la capacidad de la
izquierda por lograrnos callar y ocultar como si esto no pasara (….) y se ganó
a nuestro Ejército, generaciones que hoy desconozco y los que quedan activos…no
están (…) Temo y lloro que va a ser tarde el día que al fin logremos Justicia, se
sepa la verdad y alguien además de mí se atreva a decirles …a los que están
relacionados con estas violaciones, que ni juntando a todo PP (Punta Peuco) y
Colina 1 logren juntar más violaciones que las que cometen y han cometido
jueces y ministros de este país”.
Valiente y doloroso testimonio de
una hija, con el cual es imposible no sentirse plenamente identificado. Pero
este maldito gobierno entre tanto se empeña en sus nefastos propósitos de
venganza y de mantener viva la llama del odio y persecución con la idea de levantar
el secreto impuesto al informe Valech; otorgando además millonarios nuevos
recursos para la ubicación de detenidos desparecidos, en circunstancias que por
más de 20 años se han negado a la identificación de 89 cajas con restos óseos de
300 presuntos desaparecidos ─ya que políticamente ni económicamente
sería rentable para las víctimas─ los que habían sido ordenados guardar
por el juez Juan Guzmán en el 2001 y que hoy se encuentran afectados por
inundaciones.
Como no tengo divisiones bajo mi
mando ─aludiendo
a Stalin en sus mensajes al Papa Pío XII─ Toribio no descansará en sus intentos de
sacudir la modorra y anomia que envuelve a los chilenos y se empeñen para dejar a las futuras generaciones
una patria libre, reconciliada y próspera.
Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)
El Toribiazo semanal: El más indigno, incapaz,
irreverente, flojo; desecho orgánico y atorrante del espectro político de todos
los tiempos. El “mameluco sin seso” ¡Puta que pocos nos queremos los chilenos!
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