lunes, 17 de marzo de 2025

293. POR SU INTERMEDIO EMINENCIA REVERENDÍSIMA

 


La pena de muerte


Nunca tuve dudas que el arzobispo de Concepción algún día podría llegar a ser de obispo de Santiago, y seguir escalando en la jerarquía eclesiástica. Y por pertenecer a una colonia con la cual estoy vinculado familiarmente, me producía una gran satisfacción. Dado lo cual tuve muchas dudas de escribir esta nota, pues se podría considerar una falta de respeto y lealtad, en atención a que profeso la religión católica y me esfuerzo a pesar de mis yerros en ser un buen cristiano. Monseñor Chomalí tiene un currículo realmente impresionante: Ex alumno del Instituto Nacional, cuando era uno de los mejores de Chile; se graduó de ingeniero civil en la UC.; cursó en el Seminario Pontificio Mayor, licenciado en Teología Moral; doctorado en Sagrada Teología y una maestría en Bioética; Obispo Auxiliar de Santiago y arzobispo de Concepción. Fue nombrado Cardenal por el papa Francisco recientemente como cardenal presbítero de San Mauro Abad.

En una reciente carta V. Emcia. Revma. aludió a la pena de muerte dado el hecho que se han alzado algunas voces pidiendo instaurar nuevamente dicha condena, producto de alevosos crímenes cometidos últimamente, en particular por el grado de violencia y alevosía que costó la vida a un matrimonio en Graneros. El cardenal Cardenal refiere que la iglesia se suma a la tendencia mundial de abolir la pena de muerte, y que el papa Francisco en el Catecismo (2018) expresó que la iglesia a la luz del Evangelio la pena de muerte es inadmisible porque atenta contra la inviolabilidad y la dignidad de la persona …y se compromete con determinación a su abolición en el mundo (…) Más adelante en su carta apunta: “Con la pena de muerte se agrega a un acto de violencia otro acto de violencia que, además de cruel, resulta inútil (…) Lo que realmente hay que impedir es que la persona que cometió un acto de violencia lo vuelva a repetir. Eliminar su vida es un acto que, también, pueda tener connotaciones de venganza”.

Es de conocimiento público que la “pena de muerte sólo podrá establecerse por delito contemplado en ley aprobada con quórum calificado” (Art.19 CPE), no obstante, en la práctica subsiste. Lamentablemente, instituida por el poder judicial que en manos de ministros ideologizados la han impuesto, vulnerando todos los derechos de personas involucradas o no, en hechos de hace 50 años, haciendo gala de una desatada prevaricación, sustentada en hipótesis jurídicas absurdas, con absoluto desenfado y sin llegar a determinar responsabilidades; omitiendo una ley de amnistía vigente, faltando al debido proceso y no respetando la irretroactividad de las leyes, que incluso establece la Corte Penal Internacional, sancionándose a inocentes al extremo de condenar a miembros de las instituciones solo por el hecho de haber pertenecido a ellas, lo que sin embargo, la Corte Suprema en una actitud francamente deplorable ha consentido.

         Tengo entendido que V. Emcia. Revma. -por vez primera un alto prelado del clero- visitó los penales de Punta Peuco y Colina 1, percatándose de la realidad de los internos. De sus condiciones de habitabilidad y en especial del deterioro de salud tanto mental como física de los internos, y que por su avanzada edad en la práctica constituye una encubierta pena de muerte, que tal como V. Emcia. Revma afirma, se agrega un acto de violencia, que además de ser cruel es inútil y que la persona lo vuelva a repetir, lo que tiene clara connotación de venganza. Los recintos antes indicados albergan a 320 internos de las FF.AA. y policías, con edades que promedian más de 70 años (del ejército, 5 con más de 90 años y 36 superior a los 80).  A lo anterior se suman 14 recluidos en otros penales y 15 mujeres en la cárcel de San Joaquín. Los magistrados ni siquiera han tenido en consideración que entre los condenados existan 10 individuos que a esa fecha cumplían con su S.M.O, mandatados por ley por el Estado, en ningún caso voluntarios, lo que demuestra el errado criterio de quienes están encargados de aplicar la justicia. Bajo esta embozada pena de muerte, a la fecha 32 la han cumplido estando en prisión y seis han optado por el suicidio perdida las esperanzas de un juicio justo, para evitar males mayores a sus familias.

           Con el mayor de mis respetos ruego a V. Emcia. Rvdma., así como hace 50 años la iglesia estuvo al lado de los más débiles con la Vicaría de la Solidaridad, hoy dada su alta magistratura abogue junto a sus pastores por la Misericordia por quienes no han tenido un juicio justo y terminen sus últimos días junto a su familia.

 

Fernando Hormazábal Díaz

General de Brigada (R)

 

 

 

 

 


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