martes, 28 de julio de 2020

LA PÉRDIDA DEL ESTADO DE DERECHO


LA PÉRDIDA DEL ESTADO DE DERECHO
I.    Parte.
       Sin caer en definiciones doctas, entendemos que por Estado de Derecho se entiende la organización política y administrativa de un Estado regida por una serie de normas jurídicas respaldadas por la sociedad, que según Georg Jellinick -1890- apareció cuando los estados modernos estimaron dar paso a las limitaciones de los poderes del monarca. Lo anterior conlleva a que todos los individuos, así como las instituciones públicas, privadas y el propio Estado deban someterse a los dictados de la constitución que las rige y de las leyes que han sido promulgadas. De tal modo, en nuestro caso caen dentro de esta subordinación todos los poderes del Estado, sin exclusión, no existiendo excepciones al respecto por la preeminencia e igualdad ante la ley.
       El desarrollo de la contingencia que afecta la gobernabilidad de nuestra nación, basta por si sola para comprobar que nos encontramos ante un total debilitamiento del Estado de Derecho -siendo mesurado- para no hablar de la pérdida de dicha condición. Sin embargo, hilando fino, creo en lo personal que esta verdadera pandemia no nace de la noche a la mañana, sino que sigue un proceso gradual degenerativo, que comienza en las estructuras más básicas de nuestra organización social a través del tiempo, manifestadas en la pérdida del respeto hacia la autoridad en sus diversas expresiones.
       En términos simples, omitiendo definiciones sociológicas o filosóficas que me son ajenas, el “respeto” es la atención o consideración acompañada de cierto grado de sumisión, por la valoración que se le tiene a una persona u otra naturaleza, atendido su valor social, histórico, familiar o algún rasgo especial o diferente. Los que tenemos varios decenios en el cuerpo vemos cuanto ha evolucionado este concepto en el tiempo, en mi opinión lamentablemente, no en forma positiva en los diferentes planos del desarrollo de la vida humana. A nivel familiar, muchos padres pretendiendo ser más amigos que progenitores de sus hijos, olvidan su tarea primordial que es la de educar, con resultados que a futuro suelen ser funestos. En el ámbito escolar, es donde con mayor énfasis se ve este deterioro, no tan solo en los alumnos sino en sus propios padres, haciendo de la hermosa tarea de los maestros -quizás una de las más nobles- una profesión cada vez más riesgosa, que ni siquiera es retribuida con una remuneración digna por parte del Estado.
            Algo había en nuestro seno familiar y en la formación normalista de aquellos venerables profesores, que nacía entre ellos un vínculo muy cercano, casi integrante del primero. En particular, aún recuerdo a quien me enseñara mis primeras letras con el recordado silabario Matte, la “señorita” Silvia Quintana, de la Escuela Ocampo de la Fundación Matte, y a pesar de los merecidos y reiterados reglazos que recibiera de su parte, o lo recreos sin salida, incluyendo las paradas en un rincón,  -no era sencillo mantener la disciplina a 50 díscolos- en mi primera salida que tuve como cadete no dejé de ir a saludarla, como expresión de mi inmensa gratitud, respeto y cariño, por sus desvelos y paciencia. En aquellos años, a ninguno de nosotros se nos habría ocurrido contar a nuestros padres, pues recibiríamos otra reprimenda. Ya desaparecida, la he recordado a través de toda mi vida.
            Con desaliento hoy comprobamos que esos lazos han desaparecido casi totalmente. Alumnos que agreden no solamente con insultos, sino físicamente a sus profesores, inspectores y rectores, a lo que no escapan ministros de Estado cuando intentan intervenir; queman oficinas y salas de clases, destruyen sus inventarios; se toman los colegios e impiden que el resto de sus compañeros ingresen a cumplir con sus tareas ordinarias, y lo que es más grave aún, con participación activa de algunos padres que los alientan en tan nefastas conductas que el día de mañana se volverán contra ellos mismos. La autoridad educacional intenta tomar medidas disciplinarias que los tribunales de justicia, notablemente contaminados con el partidismo o las interpretaciones  particulares de la ley, se encargan de revertir, lo que los incita a continuar por este errado camino.
            ¿Qué entendernos por autoridad?
            Sencillamente es la facultad adquirida por una persona de acuerdo a una normativa legal o reglamentaria para poder coordinar las acciones de los demás, investida de un grado de coerción que la persona investida con esta facultad puede realizar sobre los demás.
            Hoy día, nuestro país además de la pandemia del COVID 19 que nos azota, sufre del síndrome de la carencia absoluta de autoridad, y no porque la facultad no exista, sino porque quienes deben velar por su cumplimiento no la ejercen, a pesar que el Estado ha previsto en la Constitución de la República, códigos y leyes, las herramientas para sancionarlas cuando ellas son infringidas o vulneradas con resquicios legales. El temor o terror desplegado por la violencia desatada por una izquierda extrema, por una parte; u obedecer a percepciones ideológicas por otra; o la inhibición, en el caso de la autoridad policial y militar por la subordinación bajo amenaza con la destitución y la eventual caída en manos de fiscales y jueces, cada vez más alejados de su juramento al investirse como abogados, echando por la borda lo que recientemente y en forma tardía el presidente de la Corte Suprema alertara, al enfatizar a no sucumbir ante presiones ilegítimas, pero que ya han llevado a un estado actual, tal como él lo denuncia, a constituir un fracaso del sistema jurídico, dejando de ser el último coto para solucionar civilizadamente los conflictos, han derivado en un completo y total desconocimiento de la autoridad y por consiguiente a faltar el respeto, cayendo incluso en la comisión de delitos.
            No es de extrañar entonces, la conducta de alumnos y algunos padres y apoderados mencionados anteriormente, cuando en casi todos los niveles de la estructura jerárquica de los diversos poderes del Estado, han sido y están siendo víctimas de este flagelo, que ha afectado y está lesionando gravemente el Estado de Derecho, poniendo en severo riesgo nuestra democracia.
1.     Comenzando este diagnóstico por la cabeza, el señor presidente Piñera ha fallado en el ejercicio de su potestad constitucional por los siguientes hechos, entre otros:
a.    En establecer y mantener el orden público en todo el país, quebrado abruptamente a partir del 18 de Octubre de 2019, fecha de inicio de la hecatombe que ha significado no tan solo la destrucción de nuestra economía, con la pérdida de cientos de miles de puestos de trabajos por el cese de numerosas empresas, especialmente pequeños y mini emprendimientos que se vieron obligados a cerrar por la violencia desatada o por la pérdida material de sus capitales; como asimismo, hizo posible la destrucción masiva de bienes públicos, siendo el más destacado sin duda alguna la veintena de estaciones del Metro, con el impacto consiguiente en todo el sistema de transporte de la capital dependiente de dicho servicio y con daños materiales que a la fecha no se han dimensionado totalmente.
b.    Su resistencia a imponer la ley en las regiones de la Araucanía, Bío Bío y de Los Ríos, ha inducido al recrudecimiento del terrorismo que él mismo en su campaña electoral reconociera y se comprometiera a combatir fuertemente, convirtiendo a esta zona en un territorio ajeno a la nación y víctima de los más graves atentados: A la libertad de trasladarse libremente por el territorio nacional; al libre ejercicio del culto con la destrucción de iglesias y de la educación, sumando a la fecha varios establecimientos quemados en los sectores más vulnerables; al derecho de propiedad que parece no existir  víctima de las acciones terroristas a través de incendios y destrucción de cientos de maquinarias y vehículos, la usurpación de tierras, el abigeato, la destrucción de cosechas, incendios de propiedades, etc., etc.. Estos reiterados sucesos son el pan de cada día, manteniendo a sus habitantes en una permanente incertidumbre sobre su futuro y en una agotadora vigilia, carentes de total apoyo por parte de la autoridad. Este abandono está afectando a sus habitantes que justamente alcanzan los niveles de pobreza multidimensional más grandes del país, ya que de acuerdo a la encuesta Casen 2013, la media entre las tres regiones alcanza 20 puntos, en consideración al nivel total de pobreza del país que llega a 16, situación que ha empeorado según el Informe de Desarrollo Social del 2018, bajando 6 puntos, y tener a la región de la Araucanía con un 4,6% de habitantes en condición de extrema pobreza.
c.    Además de la renuncia hecha a su programa por el cual fuere elegido con una amplia mayoría de votos -pocas veces visto en nuestra historia electoral- ha traicionado a sus electores y sucumbido a las presiones del Congreso, negándose a vetar y/o recurrir al Tribunal Constitucional, ante proyectos netamente inconstitucionales y que son privativos de su iniciativa, haciéndose cómplice pasivo de esta anormalidad, lo que acertadamente Fernando Villegas ha juzgado como víctima de una extorsión majestuosa y la escritora estadounidense Martha Nussbaum llama la monarquía del miedo, porque sabe que de hacerlo lo llevaría a un enfrentamiento físico con los extremistas, resistiéndose para ejercer el monopolio del uso de la fuerza respaldado por la constitución y la ley. Sumo de mi cosecha, que el mayor pánico es el temor a tener que enfrentar eventualmente un tribunal internacional, prefiriendo sacrificar la república antes de cumplir el juramento al asumir su cargo.
d.    Con justificada razón, el mandatario que pretendía jugar en las ligas mayores, codeándose con los jefes de Estado de las principales potencias del mundo, aspirando tal vez, en su inagotable codicia de poder erigirse como el adalid de Latinoamérica, o incluso superior, fustigando a otros jefes de Estado por la situación interna de sus países, ha sido víctima de la venganza del chino, llevándonos por su falta de liderazgo, credibilidad e inoperancia en el control del orden público a un desgobierno tal, que nos hace recordar la grave crisis durante la Unidad Popular, que lamentablemente, las nuevas generaciones no conocieron.
e.    El cambio de gabinete anunciado el día de hoy, no creo que tenga mayor éxito, pese al prestigio de los recién nombrados. Pues dada su personalidad egocéntrica, dudo que tenga el valor de reconocer el pésimo camino adoptado y persista en ello, arrastrando en consecuencia a los designados en su deteriorado prestigio político. En todo caso, valoro el tremendo valor y gesto patriótico de los nuevos ministros de Estado de acompañarlo. Espero que sea esta la última fase de su periodo como gobernante, que no logró mantener este oasis de tranquilidad, orden y progreso como su excelencia pregonaba. No estoy en condiciones de vaticinar el futuro de este nuevo ministerio. Por lo demás sería impropio, y parodiando a Carlos Peña -cuyos últimos comentarios me han hecho cambiar mi percepción sobre su persona- a pesar que el refuerzo de nuevos jugadores es muy tardío y no han tenido tiempo para precalentar y evitar desgarros, habrá que confiar en su desempeño profesional en las otras ligas, pues el 31 del presente -en un par de días- la izquierda dura y delincuencial de narcos, drogadictos, barras bravas de todos los colores, anárquicos y enajenados mentales, han anunciado continuar con la destrucción de lo poco que se salvó del anterior estallido delincuencial. Como ellos mismos ha afirmado a través de la radio clandestina del MIR y de las cadenas sociales, irán con todo para terminar con este gobierno de los ricos, aprovechando la apertura paso a paso de la pandemia y sabiéndose apoyados por el PC, Frente Amplio, el Soldado Navarro y otros miembros de la Corte Celestial: El Congreso. Será una prueba de fuego para los recién nombrados, en especial: Interior, Defensa y SEGEGOB, y obviamente, para el presidente Piñera, si se decide a declarar el Estado de Sitio en todo el país, pero directamente bajo las facultades delegadas en los Jefes de Fuerza, sin intermediarios y menos con las manos atadas. Es ahora o nunca presidente. De Ud. depende salvar de lo que queda de esta república.

Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)

2 comentarios:

  1. Excelente los dos artículos mi General, muy bien explicado y con base.
    Lo felicito, lo seguiré con el resto de artículos que escriba, para tener base y fundamento y de esta manera poder defender mis puntos de vista.

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