LA PÉRDIDA DEL ESTADO DE DERECHO
I.
Parte.
Sin caer en
definiciones doctas, entendemos que por Estado de Derecho se entiende la
organización política y administrativa de un Estado regida por una serie de
normas jurídicas respaldadas por la sociedad, que según Georg Jellinick -1890- apareció cuando los estados modernos estimaron dar paso a
las limitaciones de los poderes del monarca. Lo anterior conlleva a que todos
los individuos, así como las instituciones públicas, privadas y el propio
Estado deban someterse a los dictados de la constitución que las rige y de las
leyes que han sido promulgadas. De tal modo, en nuestro caso caen dentro de
esta subordinación todos los poderes del Estado, sin exclusión, no existiendo
excepciones al respecto por la preeminencia e igualdad ante la ley.
El
desarrollo de la contingencia que afecta la gobernabilidad de nuestra nación,
basta por si sola para comprobar que nos encontramos ante un total
debilitamiento del Estado de Derecho -siendo mesurado- para no hablar de la
pérdida de dicha condición. Sin embargo, hilando fino, creo en lo
personal que esta verdadera pandemia no nace de la noche a la mañana, sino
que sigue un proceso gradual degenerativo, que comienza en las estructuras
más básicas de nuestra organización social a través del tiempo, manifestadas
en la pérdida del respeto hacia la autoridad en sus diversas expresiones.
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En términos simples, omitiendo
definiciones sociológicas o filosóficas que me son ajenas, el “respeto” es
la atención o consideración acompañada de cierto grado de sumisión, por la
valoración que se le tiene a una persona u otra naturaleza, atendido su valor
social, histórico, familiar o algún rasgo especial o diferente. Los que tenemos
varios decenios en el cuerpo vemos cuanto ha evolucionado este concepto en el
tiempo, en mi opinión lamentablemente, no en forma positiva en los diferentes
planos del desarrollo de la vida humana. A nivel familiar, muchos padres
pretendiendo ser más amigos que progenitores de sus hijos, olvidan su tarea
primordial que es la de educar, con resultados que a futuro suelen ser
funestos. En el ámbito escolar, es donde con mayor énfasis se ve este
deterioro, no tan solo en los alumnos sino en sus propios padres, haciendo de la
hermosa tarea de los maestros -quizás una de las más nobles- una profesión cada
vez más riesgosa, que ni siquiera es retribuida con una remuneración digna por
parte del Estado.
Algo había en nuestro seno familiar
y en la formación normalista de aquellos venerables profesores, que nacía entre
ellos un vínculo muy cercano, casi integrante del primero. En particular, aún
recuerdo a quien me enseñara mis primeras letras con el recordado silabario
Matte, la “señorita” Silvia Quintana, de la Escuela Ocampo de la Fundación
Matte, y a pesar de los merecidos y reiterados reglazos que recibiera de su
parte, o lo recreos sin salida, incluyendo las paradas en un rincón, -no era sencillo mantener la disciplina a 50
díscolos- en mi primera salida que tuve como cadete no dejé de ir a saludarla,
como expresión de mi inmensa gratitud, respeto y cariño, por sus desvelos y
paciencia. En aquellos años, a ninguno de nosotros se nos habría ocurrido
contar a nuestros padres, pues recibiríamos otra reprimenda. Ya desaparecida,
la he recordado a través de toda mi vida.
Con desaliento hoy comprobamos que
esos lazos han desaparecido casi totalmente. Alumnos que agreden no solamente
con insultos, sino físicamente a sus profesores, inspectores y rectores, a lo
que no escapan ministros de Estado cuando intentan intervenir; queman oficinas
y salas de clases, destruyen sus inventarios; se toman los colegios e impiden
que el resto de sus compañeros ingresen a cumplir con sus tareas ordinarias, y
lo que es más grave aún, con participación activa de algunos padres que los
alientan en tan nefastas conductas que el día de mañana se volverán contra
ellos mismos. La autoridad educacional intenta tomar medidas disciplinarias que
los tribunales de justicia, notablemente contaminados con el partidismo o las
interpretaciones particulares de la ley,
se encargan de revertir, lo que los incita a continuar por este errado camino.
¿Qué
entendernos por autoridad?
Sencillamente
es la facultad adquirida por una persona de acuerdo a una normativa legal o
reglamentaria para poder coordinar las acciones de los demás, investida de un
grado de coerción que la persona investida con esta facultad puede realizar
sobre los demás.
Hoy día, nuestro país además de la
pandemia del COVID 19 que nos azota, sufre del síndrome de la carencia absoluta
de autoridad, y no porque la facultad no exista, sino porque quienes deben
velar por su cumplimiento no la ejercen, a pesar que el Estado ha previsto en
la Constitución de la República, códigos y leyes, las herramientas para
sancionarlas cuando ellas son infringidas o vulneradas con resquicios legales.
El temor o terror desplegado por la violencia desatada por una izquierda
extrema, por una parte; u obedecer a percepciones ideológicas por otra; o la inhibición,
en el caso de la autoridad policial y militar por la subordinación bajo amenaza
con la destitución y la eventual caída en manos de fiscales y jueces, cada vez
más alejados de su juramento al investirse como abogados, echando por la borda
lo que recientemente y en forma tardía el presidente de la Corte Suprema alertara,
al enfatizar a no sucumbir ante presiones ilegítimas, pero
que ya han llevado a un estado actual, tal como él lo denuncia, a constituir un fracaso del sistema jurídico, dejando de ser el
último coto para solucionar civilizadamente los conflictos, han derivado en un completo y total desconocimiento
de la autoridad y por consiguiente a faltar el respeto, cayendo incluso en la
comisión de delitos.
No es de extrañar entonces, la
conducta de alumnos y algunos padres y apoderados mencionados anteriormente,
cuando en casi todos los niveles de la estructura jerárquica de los diversos
poderes del Estado, han sido y están siendo víctimas de este flagelo, que ha afectado
y está lesionando gravemente el Estado de Derecho, poniendo en severo riesgo
nuestra democracia.
1. Comenzando
este diagnóstico por la cabeza, el señor presidente Piñera ha fallado en el ejercicio
de su potestad constitucional por los siguientes hechos, entre otros:
a. En
establecer y mantener el orden público en todo el país, quebrado abruptamente a
partir del 18 de Octubre de 2019, fecha de inicio de la hecatombe que ha
significado no tan solo la destrucción de nuestra economía, con la pérdida de cientos
de miles de puestos de trabajos por el cese de numerosas empresas,
especialmente pequeños y mini emprendimientos que se vieron obligados a cerrar
por la violencia desatada o por la pérdida material de sus capitales; como
asimismo, hizo posible la destrucción masiva de bienes públicos, siendo el más destacado
sin duda alguna la veintena de estaciones del Metro, con el impacto consiguiente
en todo el sistema de transporte de la capital dependiente de dicho servicio y con
daños materiales que a la fecha no se han dimensionado totalmente.
b. Su
resistencia a imponer la ley en las regiones de la Araucanía, Bío Bío y de Los
Ríos, ha inducido al recrudecimiento del terrorismo que él mismo en su campaña
electoral reconociera y se comprometiera a combatir fuertemente, convirtiendo a
esta zona en un territorio ajeno a la nación y víctima de los más graves
atentados: A la libertad de trasladarse libremente por el territorio nacional; al
libre ejercicio del culto con la destrucción de iglesias y de la educación, sumando
a la fecha varios establecimientos quemados en los sectores más vulnerables; al
derecho de propiedad que parece no existir víctima de las acciones terroristas a través
de incendios y destrucción de cientos de maquinarias y vehículos, la usurpación
de tierras, el abigeato, la destrucción de cosechas, incendios de propiedades,
etc., etc.. Estos reiterados sucesos son el pan de cada día, manteniendo a sus
habitantes en una permanente incertidumbre sobre su futuro y en una agotadora vigilia,
carentes de total apoyo por parte de la autoridad. Este abandono está afectando
a sus habitantes que justamente alcanzan los niveles de pobreza multidimensional
más grandes del país, ya que de acuerdo a la encuesta Casen 2013, la media
entre las tres regiones alcanza 20 puntos, en consideración al nivel total de
pobreza del país que llega a 16, situación que ha empeorado según el Informe de
Desarrollo Social del 2018, bajando 6 puntos, y tener a la región de la Araucanía
con un 4,6% de habitantes en condición de extrema pobreza.
c. Además
de la renuncia hecha a su programa por el cual fuere elegido con una amplia
mayoría de votos -pocas veces visto en nuestra historia electoral- ha traicionado
a sus electores y sucumbido a las presiones del Congreso, negándose a vetar y/o
recurrir al Tribunal Constitucional, ante proyectos netamente
inconstitucionales y que son privativos de su iniciativa, haciéndose cómplice
pasivo de esta anormalidad, lo que acertadamente Fernando Villegas ha juzgado como
víctima de una extorsión majestuosa y la escritora estadounidense Martha
Nussbaum llama la monarquía del miedo, porque sabe que de hacerlo lo
llevaría a un enfrentamiento físico con los extremistas, resistiéndose para
ejercer el monopolio del uso de la fuerza respaldado por la constitución y la
ley. Sumo de mi cosecha, que el mayor pánico es el temor a tener que enfrentar
eventualmente un tribunal internacional, prefiriendo sacrificar la república antes
de cumplir el juramento al asumir su cargo.
d. Con
justificada razón, el mandatario que pretendía jugar en las ligas mayores,
codeándose con los jefes de Estado de las principales potencias del mundo,
aspirando tal vez, en su inagotable codicia de poder erigirse como el adalid de
Latinoamérica, o incluso superior, fustigando a otros jefes de Estado por la
situación interna de sus países, ha sido víctima de la venganza del chino,
llevándonos por su falta de liderazgo, credibilidad e
inoperancia en el control del orden público a un desgobierno tal, que nos hace
recordar la grave crisis durante la Unidad Popular, que lamentablemente, las
nuevas generaciones no conocieron.
e.
El cambio de gabinete anunciado el día de
hoy, no creo que tenga mayor éxito, pese al prestigio de los recién nombrados.
Pues dada su personalidad egocéntrica, dudo que tenga el valor de reconocer el
pésimo camino adoptado y persista en ello, arrastrando en consecuencia a los designados
en su deteriorado prestigio político. En todo caso, valoro el tremendo valor y
gesto patriótico de los nuevos ministros de Estado de acompañarlo. Espero que
sea esta la última fase de su periodo como gobernante, que no logró mantener este
oasis de tranquilidad, orden y progreso como su excelencia pregonaba. No
estoy en condiciones de vaticinar el futuro de este nuevo ministerio. Por lo
demás sería impropio, y parodiando a Carlos Peña -cuyos últimos comentarios me
han hecho cambiar mi percepción sobre su persona- a pesar que el refuerzo de
nuevos jugadores es muy tardío y no han tenido tiempo para precalentar y evitar
desgarros, habrá que confiar en su desempeño profesional en las otras ligas,
pues el 31 del presente -en un par de días- la izquierda dura y delincuencial
de narcos, drogadictos, barras bravas de todos los colores, anárquicos y
enajenados mentales, han anunciado continuar con la destrucción de lo poco que
se salvó del anterior estallido delincuencial. Como ellos mismos ha afirmado a
través de la radio clandestina del MIR y de las cadenas sociales, irán con todo
para terminar con este gobierno de los ricos, aprovechando la apertura paso a
paso de la pandemia y sabiéndose apoyados por el PC, Frente Amplio, el Soldado
Navarro y otros miembros de la Corte Celestial: El Congreso. Será una prueba de
fuego para los recién nombrados, en especial: Interior, Defensa y SEGEGOB, y obviamente,
para el presidente Piñera, si se decide a declarar el Estado de Sitio en todo
el país, pero directamente bajo las facultades delegadas en los Jefes de Fuerza,
sin intermediarios y menos con las manos atadas. Es ahora o nunca presidente.
De Ud. depende salvar de lo que queda de esta república.
Fernando Hormazábal Díaz
General de Brigada (R)
Hola Fernando
ResponderEliminarExcelente los dos artículos mi General, muy bien explicado y con base.
ResponderEliminarLo felicito, lo seguiré con el resto de artículos que escriba, para tener base y fundamento y de esta manera poder defender mis puntos de vista.